Sinergia – la potencia multiplicadora de la unidad
14 de mayo de 2013
“Esfuércense por mantener la UNIDAD DEL ESPÍRITU mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza.” (Efesios 4:3-4)
Queridos hermanos,
¡Les saludo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo! Mi corazón está cargado con una visión de lo que Dios quiere hacer en este año. Dios quiere que preparemos el camino para un avivamiento y un derramamiento de su Espíritu como el mundo aún no ha visto. La clave para esto es : La Unidad.
SINERGIA
Hay una ley de física llamada, la ley de SINERGIA que proviene del griego "synergo", lo que quiere decir literalmente "trabajando en conjunto".
La sinergia refleja el fenómeno en que el efecto de la influencia o trabajo de dos o más agentes actuando en conjunto es MAYOR al que hubiera podido esperarse de la acción de los agentes operando independientemente o por separado. Se entiende que hay sinergia positiva cuando el resultado es superior a la suma de los resultados de cada elemento o de cada parte actuando aisladamente.
En estas situaciones, se crea un EFECTO EXTRA debido a la ACCIÓN CONJUNTA que ninguno de los sistemas hubiera podido generar aisladamente. La sinergia, con frecuencia se refiere a la eficiencia. Dos elementos que se unen y generan sinergias ofrecen un resultado que maximiza las cualidades de cada uno de los elementos. Esto quiere decir que se obtienen mejores resultados cuando se unen los esfuerzos, que si cada uno actuara por separado.
La unidad hace la fuerza. Una necesidad urgente para tener avivamiento, es trabajar en unidad. Además de trabajar para el Señor, debemos TRABAJAR UNIDOS. Cuando el enemigo consigue dividir al pueblo de Dios, deja fisuras en la protección. Debemos, a toda costa, guardar la UNIDAD del Espíritu en el vínculo de la PAZ.
La Biblia afirma esta misma ley de sinergia. Por ejemplo notemos en los siguientes versículos inspirados como hablan de la potencia multiplicada por la unidad:
“Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y CORDÓN DE TRES DOBLECES no se rompe pronto.” (Eclesiastés 4:12)
“Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros.” (Levíticos 26:8)
“Otra vez os digo, que si dos de vosotros SE PUSIEREN DE ACUERDO en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19)
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban TODOS UNÁNIMES JUNTOS. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.” (Hechos 2:1-2)
“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y PERSEVERANDO UNÁNIMES cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.” (Hechos 2:44-46)
“Todos éstos PERSEVERABAN UNÁNIMES en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos 1:14)
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos UNÁNIMES JUNTOS.” (Hechos 2:1)
“Y ellos, habiéndolo oído, ALZARON UNÁNIMES LA VOZ A DIOS, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay.” (Hechos 4:24)
“Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban TODOS UNÁNIMES en el pórtico de Salomón.” (Hechos 5:12)
“Nos ha parecido bien, habiendo LLEGADO A UN ACUERDO, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo.” (Hechos 15:25)
“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, UNÁNIMES, SINTIENDO UNA MISMA COSA. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” (Filipenses 2:2-3)
NO TODA UNIDAD ES DE DIOS
No toda unidad es de Dios. Lamentablemente, igual que existen sinergias que obran en forma positiva, también existen sinergias que obran en forma negativa. No toda vez que se unen fuerzas el resultado es positivo. Una “sinergia negativa”, es el fenómeno por el cual dos factores en combinación tienen un efecto resultante menor que la suma de los efectos esperados, e incluso esos dos efectos eventualmente podrían estropear dicha coalición y producir desintegración.
Hay lo que llamo ALIANZAS IMPÍAS, cuando personas con rencor, resentimiento o metas carnales se unen para resistir al Espíritu Santo. Son alianzas que espiritualmente, terminan en ataduras y tinieblas.
Ananías y Safira su esposa, se pusieron de acuerdo en tentar al Espíritu Santo, mintiendo y buscando honra sin pagar el precio en sacrificio. Querían la misma honra que Bernabé tuvo, pero engañando. Los del mismo sentir se buscan para hacer resistencia y hacer tropezar a otros.
Los lideres y gobernantes se pusieron de acuerdo en crucificar a Cristo.
La Biblia nos aconseja separarnos de ciertas personas que se llaman cristianos pero que no se conducen de la manera correcta. San Pablo dijo, “a tales evitad.”
“Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.” (Romanos 16:17)
Del mismo modo, algunos han hecho alianzas, yugos desiguales en relaciones sentimentales, amistades, negociaciones o contratos, donde el más fuerte tira subyugando al otro. Pueden existir yugos desiguales aún entre dos personas cristianas si uno anda en la luz y la otra en tinieblas. “¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2ª Corintios 6:14.15)
Mucho cuidado con relaciones que el diablo pone en tu camino para desviarte. Hay muchas maneras de atarse con un yugo desigual que te desvía del camino -- amistades con personas carnales, compromisos con incrédulos, influencia de personas llenas de amargura, etc. Debemos evitar todo yugo desigual, tanto en el matrimonio como de cualquier otra relación que nos obliga a ir a su paso. Pero estos yugos van más allá, y terminan atando, absorbiendo las fuerzas y produciendo ceguera espiritual.
DIVISIONES
Lo opuesto de sinergia es la independencia y las divisiones. La independencia es una forma de debilitar el cuerpo de Cristo. El profeta Isaías escribió: Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino
.
El diablo conociendo la ley de sinergia, procura de muchas maneras causar división y malentendidos entre hermanos, familias, líderes y miembros de la iglesia. Es su táctica favorita producir disensiones sembrando discordia, críticas y acusaciones.
Lo que separa y divide a los hermanos es el prejuicio y la falta del amor de Dios en sus vidas. El diablo siempre intenta dividir y conquistar, poniéndonos en contra el uno al del otro, sea hermanos, hogares, la obra del Señor o un matrimonio, sembrando ACUSACIONES y produciendo amargura y resentimiento.
El espíritu de contienda no es de Dios, sino obra de la carne como lo son las divisiones y querellas y el no poder vivir en armonía y paz. Los que han alcanzado la MADUREZ espiritual pueden soportar a los débiles y vivir en paz. Pueden guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. El hombre espiritual considera a los demás. La consideración es el amor puesto en práctica, en el hogar y en la Iglesia. La meta del cristiano es AMARNOS los unos a los otros, considerando, soportando y aceptándonos unos a otros. Al guardar al hermano, debemos PROTEGERLE de los ataques del enemigo con nuestras oraciones y consejos. También debemos guardarle la espalda de ataques de otros soldados.
Las Escrituras nos exhortan a que nos esforcemos “por guardar la UNIDAD DEL ESPÍRITU en el vínculo de la PAZ”. Los pensamientos que mantenemos a diario pueden dividir casi por igual que las palabras. Lo que sale del corazón humano en su estado natural, son las malas sospechas y acusaciones. Hemos heredado esta forma vana de pensar de los padres o del mundo; pero el corazón movido por el amor de Dios es diferente, ha aprendido otras formas de pensar y de REACCIONAR. El amor es la fuerza más grande en la unidad de la iglesia. La Biblia dice:
“El amor TODO LO SUFRE, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1ª Corintios 13:7)
Es decir, cree lo mejor e intenta dar una interpretación positiva a cada suceso. El amor cubre multitud de pecados.
HUMILDAD
Dicho todo esto, quiero recalcar la necesidad de la unidad entre el liderazgo y para conseguirlo cada uno se tiene que humillar y no insistir en sus derechos o agarrarse a su opinión a costo de la unidad. La unidad a cualquier precio, va a costar, pero no a costo de nuestra integridad y fundamentos doctrinales. Pero cuando se trata de maneras y formas de hacer las cosas, debemos relajarnos y en honra preferir el uno al otro.
Conociendo por experiencia trágica el precio de una división, debemos evitarla como una serpiente venenosa que viene disfrazada incluso como revelaciones súper espirituales. La Biblia nos amonesta a humillarnos para conseguir esta armonía.
“Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.” (Romanos 12:16)
Una orquestra sincronizada, donde cada instrumento está afinado y coordinado con los demás produce la música que regocija el cielo. Pero los dones y talentos que podemos manifestar, sin el amor de Dios, solo producen un sonido que provoca dolor y molestia a los sentidos, como un metal o címbalo que resuena o un platillo que hace ruido.
Así que cada uno procure afinarse delante de Dios y funcionará sometiéndose a la partitura de las Escrituras bajo el liderazgo del director de orquesta, el Espíritu Santo y habrá otro Pentecostés.
TODOS OFENDEMOS MUCHAS VECES
Santiago nos avisa del peligro de dañar a otros con nuestras palabras. Dijo que, todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo
.
Generalmente el que no controla o frena la lengua, tampoco lo puede hacer en otras áreas.
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
Porque donde hay celos y CONTENCIÓN, allí hay perturbación y toda obra perversa.
Pero la SABIDURÍA QUE ES DE LO ALTO es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” (Santiago 3:13-17)
El espíritu de contienda y lucha por el control, es carnal e inmaduro y puede llegar a ser diabólico. Si el fin es robar la paz, matar la unidad y destruir el vínculo entre hermanos, entonces ya se sabe de donde proviene.
Si uno quiere llevar la razón los choques serán inevitables. No nos podemos aprovechar de nuestras posiciones como pastores, líderes, maridos o jefes de trabajo e insistir en llevar la razón o que se hagan las cosas siempre de nuestra manera. Todos fallamos de muchas maneras y nosotros que hablamos más, fallamos más. Teniendo esto en cuenta, podemos ser apercibidos y guardar nuestra lengua que puede ser un instrumento para encender un avivamiento, o un fuego que destruye.
La cruz de Cristo que debemos tomar diariamente, es lo que trata con las OPINIONES y HÁBITOS que hemos alimentado toda la vida, pero que causan CONTIENDAS y CONFRONTACIONES. Si la cruz no hace su trabajo en tratar con el hombre viejo, los conflictos seguirán toda la vida y contaminarán todo lo bueno que uno hace, incluso su labor en la Iglesia. Haced morir las obras de la carne
. Es un mandamiento de Dios, renovarnos en el espíritu de nuestra mente
. Los conflictos surgen cuando los hábitos de contienda, heredados de los padres, salen en el trato uno con el otro, en convivencia cercana y como mosca en el ungüento echarán a perder la unidad del Espíritu.
¿Por qué estoy hablando de esta manera, será porque hay rivalidades o falta de unidad entre nosotros? ¡De ninguna manera! Estamos gozando de un amor y unidad sin precedente, pues es una unidad que ha sido probada con fuego, no la unidad en una luna de miel. Pero hablo así para que estemos alerta, velando y orando.
EL ALTAR FAMILIAR
Me preocupan los incidentes en discusiones familiares e incluso rupturas de matrimonios. Contiendas en nuestras casas, pronto o tarde se manifestarán en la Iglesia. Luchas en la carne serán evidenciadas en las relaciones con otros.
Las desavenencias familiares producen distanciamiento y falta de unidad matrimonial que impide las oraciones, afecta a los hijos y termina debilitando la Iglesia. Muriendo a nuestros "derechos" vivimos según la ley de Cristo, sometiéndonos los unos a los otros, siempre bajo los parámetros establecidos por el orden Bíblico.
Satanás desde el principio, intentó SEPARAR a Eva y Adán uno del otro, y luego de Dios. Para los matrimonios, ésta es la primera línea de ataque. Una casa dividida contra sí misma no puede perdurar. El diablo intentará entrometerse y causar DIVISIONES, pues sabe que si no hay rotura, él no puede dañar a la familia. La unidad matrimonial forma un muro de protección alrededor de la familia. El diablo teme las oraciones y quiere que DESISTAMOS DE ORAR juntos, pues donde hay dos o tres reunidos en el nombre de Cristo, Cristo está presente.
La familia que ora unida, permanece unida. El potencial en la unión de mujer y hombre para bien, casi no tiene límites, pues el Señor dijo:
“Porque donde están DOS O TRES REUNIDOS EN MI NOMBRE, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20)
Este versículo no habla solamente de miembros de la Iglesia, en una reunión de Iglesia; sino del marido y de la mujer también. Comenzamos con dos (marido y mujer), tres, el primer hijo/a, cuatro, cinco. No es necesario estar en el lugar de culto, sino en casa unidos padre, madre e hijos en oración en el altar familiar, reunidos alrededor de La Palabra, reconociendo la presencia de Cristo. Allí Él ha prometido estar presente. El reconocimiento de la presencia de Cristo en la casa santifica el hogar.
“Otra vez os digo, que SI DOS DE VOSOTROS SE PUSIEREN DE ACUERDO en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, LES SERÁ HECHO por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19)
Este texto es explosivo y muestra el potencial que Dios nos ha dado para destruir las obras del diablo cuando estamos UNIDOS y DE ACUERDO. Por eso, el espíritu de contienda es una invitación al diablo y a sus espíritus malos a que destruyan un hogar. Una casa dividida contra sí misma no puede perdurar. El diablo intentará entrometerse y causar división, pues sabe que si no hay rotura, él no puede dañar a la descendencia. La oración unida de dos enamorados y consagrados a Dios es dinámica.
Si nuestra relación con la esposa es deficiente, afecta a nuestra relación con Dios y nos impide cumplir con nuestro rol como maridos y padres y obstaculiza nuestras oraciones.
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que VUESTRAS ORACIONES NO TENGAN ESTORBO.” (1ª Pedro 3:7)
La tasa de divorcios en los Estados Unidos ahora ha llegado entre cristianos al mismo nivel que los incrédulos. Si no paramos este avance en España vamos a llegar a lo mismo. Antes que surjan problemas ¿no sería sabio reestablecer el altar familiar, donde el padre de familia (si es creyente) actúa como el sacerdote de la casa y conduce a su familia en los caminos de justicia? Más vale prevenir que curar, y antes de que haya contiendas, vamos a cortar el brote y uniéndonos en oración implorar al Señor por un nuevo bautismo del amor ágape que nos hace uno. La plataforma sobre la cual uno tiene el derecho de predicar se edifica en casa. Si no hay fuego sobre el altar familiar, no espere que haya fuego en el altar de la Iglesia. El hombre como la cabeza debe ser el guía y el ejemplo, representando a Cristo que intercede por su Iglesia. El altar familiar y la intercesión son importantes para la protección y preservación del hogar. El hombre que abdica de su lugar como cabeza espiritual deja fisuras que provocan la caída de los muros y así da lugar a que el enemigo entre a robar.
LA UNIDAD
En los Salmos leemos:
“Cuan bueno y delicioso es habitar (no visitar) los hermanos/as juntos en armonía, es allí donde Dios envía bendición y vida eterna.” (Salmo: 133-1)
Juntos, en armonía, es allí donde Dios envía bendición y vida eterna. La unidad es costosa, pero al final sale más barata que las discusiones. En su oración, Cristo dijo:
“Para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Juan 17:21)
La unidad que Cristo disfrutó con el Padre no era física sino espiritual; Dios en Él y Él en Dios. La unidad que la Iglesia debe tener, no será necesariamente física, sino la unidad que tenemos como miembros los unos de los otros, unidos en un mismo espíritu y en un mismo amor. Llegamos a ser parte del cuerpo místico de Cristo, no por ser meramente miembros de una iglesia local, sino por ser nacidos en la familia de Dios por el Espíritu.
Debemos reconocer nuestra unión con la cabeza (Cristo) y nuestra unidad los unos con los otros. Si somos bautizados en el cuerpo de Cristo por la fe, somos miembros de su carne y de sus huesos, y nos conviene amarnos los unos a los otros, a pesar de nuestras pequeñas diferencias. A fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. (Primera Corintios 12:25)
.
“Él que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él.” (1 Juan 2:10)
El amor es la fuerza más grande en la unidad de la iglesia. Este amor es el más excelente y fragante olor de Cristo.
EL AÑO DE LA UNIDAD
Este año será un año en el que el cuerpo de Cristo irá UNIÉNDOSE. Cada hueso se unirá con el hueso que le corresponde. Ezequiel vio la unificación de Judá e Israel. Él fue mandado a profetizar a los huesos secos esparcidos en el valle.
En este año, podemos esperar la unidad del cuerpo, esperar que los esparcidos, los huesos secos, los que han perdido la esperanza, sean reanimados y vueltos al redil. Podemos esperar orden en la Iglesia y que Dios ponga a cada uno en su sitio bajo autoridad. Que el viento del Espíritu sople, y la fragancia de Cristo llegue fuera de los muros de la Iglesia, y las almas serán atraídas por esa fragancia como un hombre que tiene hambre es atraído por el olor de la comida. Podemos esperar el milagro de la “pesca milagrosa” donde las redes no se rompieron por la cantidad de peces. Podemos esperar que los dones sean devueltos a la Iglesia y que el cuerpo experimente la sanidad.
Lo que nos une es la sangre de Cristo con la cual nos compró, y su Espíritu, que mora en nosotros. Ahora necesitamos un nuevo bautismo del amor de Dios que cubre una multitud de pecados y que mostrará al mundo que somos sus discípulos. Ahora es el tiempo para España. He esperado más de cuarenta años para este día. No voy a permitir en mi corazón ninguna piedra de tropiezo que impida que Dios me utilice en esta cosecha. Vamos a ver milagros de sanidad, liberación y conversiones como nunca lo hemos visto. Prepara tu corazón porque viene una visitación del cielo. Escucho el sonido de una lluvia torrencial que cubrirá España y se extenderá por Europa. Tú puedes ser colaborador con Dios preparando el camino para la venida del Rey de Reyes.
Te invito a que muestres tu espíritu de amor, perdón y unidad luchando hombro a hombro por nuestra causa común.
No es un alto precio el que tenemos que pagar al dejar nuestras rencillas por amor a Cristo y a las almas, y unirnos para ver la gloria de Dios en nuestro país.
Los impedimentos de un avivamiento son las divisiones y la falta de unidad en su Cuerpo.
Si no reconocemos la unidad del Cuerpo, cada uno irá buscando edificar su propio reino sin considerar al otro y el resultado serán brechas abiertas por donde los enemigos pueden entrar, robar, matar y destruir.
No hay nada imposible para nuestro Dios si nos unimos en amor y oración. Podemos derrumbar las puertas del infierno cuando unidos y en amor proclamamos la verdad que liberta.
No vamos a agradar al diablo guardando en el corazón cosas que contaminan, sino que vamos a agradar a Dios guardando como algo precioso, la unidad que sólo el Espíritu Santo puede producir.
Veremos la Gloria de Dios si hacemos lo que hicieron en la Iglesia primitiva. La Iglesia Cristiana fue concebida en un clima de amor, de oración y unidad. Todos éstos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración. (Hechos 1:14)
A Dios sea la gloria.
LA BENDICIÓN
Vamos a decidir bendecirnos el uno al otro. Revocar cualquier maldición que se nos haya escapado en ignorancia o en ira, y por el contrario, bendecir. Cada padre y pastor levante sus manos sobre sus hijos o congregación y diga:
“El Señor te bendiga y te guarde, el Señor te mire con agrado y te extienda su amor, el Señor te muestre su favor y te conceda la paz”.
Un abrazo paternal,
Daniel