Una palapra personal para ti
Preparándonos para un cambio en 2009

1 de enero, 2009

Queridos hermanos saludos en el amor del Señor,

Si somos sinceros, creo que cada uno de nosotros deseamos cambio.  No queremos repetir los mismos errores del año pasado y deseamos que este año sea diferente.  Pero ¿Qué necesitamos para poder cambiar?  Quiero tocar varias áreas que se requiere para efectuar un cambio permanente.

Desintoxicarnos y proponernos no contaminarnos

"Por tanto, si alguien se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra.”  (2ª Timote 2:21)

Nuestra santidad y limpieza como vasos de honra debe ser nuestra primera prioridad.  En este año nuevo debemos dedicarnos a DESINTOXICARNOS de todo lo que nos esta contaminando en la mente, las emociones, el cuerpo y el espíritu.  Primeramente de quitar los pensamientos que atoran el alma.  Cuando no vemos esperanza en nuestro porvenir y no hay salida del callejón, surgen pensamientos negativos de frustración e incapacidad.  Esto produce sentimientos de desesperación e inseguridad.  Los sentimientos y emociones dan lugar a los pensamientos y reacciones tóxicos y así se forma un ciclo vicioso.

Un área de intoxicación es la amargura que tiene su origen en la falta de perdón.  Guardando resentimiento es una manera segura de intoxicar el alma.  Los pensamientos negativos guardados durante un tiempo y aceptado como cierto, se depositan en el corazón, y en el alma y después, salen del corazón estos malos pensamientos y palabras que contaminan al hombre y a los demás.

Otra forma de intoxicación son las cosas mundanas con que vivimos todos los días.  Las imágenes, palabras, pensamientos, filosofías carnales, que llegan a formar parte de nuestro estilo de vida y van ahogando la vida espiritual, la vida de Cristo, que como embrión se esta formando.  Pablo oró por la Iglesia en Gálata, que Cristo fuera formado en ellos porque había regresado a su forma antigua de pensar.  En ese caso era el legalismo, para nosotros puede ser cualquier manera de vivir de la vida antigua.  La Biblia reitera una y otra vez de no conformarse a este mundo sino de ser transformados por la renovación de la mente.

Somos lo que pensamos.  A veces es difícil de destruir la vana manera de vivir que hemos heredado o que ha formado parte de nuestra síquica.  Por esto tenemos que mantener una disciplina de no ingerir en la mente pensamientos ni filosofías que contaminan y a su vez contagian.

Somos también lo que comemos.  Ahora vamos a hablar de la desintoxicación del cuerpo.  Muchos de nosotros que tenemos una disciplina espiritual, nos falta el dominio propio en cuanto a las comidas, bebidas y las adicciones.  En primer lugar por la ignorancia de cómo cuidar el cuerpo, y segundo por las costumbres y la cultura en que vivimos.

"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”  (1ª Corintios 10:23)

Gran parte de lo que comemos no tiene nutrición alguna, pues no tiene vida.  Para que se pueda preservar en los supermercados, han destruido toda la vida nutritiva de la comida.  Así pueden tenerlo en el armario por el tiempo que sea, sin que se marchite o se pudre.  Toma este lema para este año en cuanto a las comidas:  Si no brota, ni se pudre, no tiene vida o valor nutritivo y no se debe intoxicar el cuerpo con comidas procesadas que solamente atoran su sistema gástrico.  Concentrase en legumbres, verduras frescas, fruta y nueces además de pescado, pollo y carne magro.  Si no brota, ni se pudre, evítalo.  Evita intoxicarse con bebidas gaseosas, sobre todo los que tienen edulcorantes artificiales.  Se ha demostrado que producen problemas cerebrales mas adelante.  Evita usar mucha azúcar refinada, y dulces que van debilitando los huesos y engordan.  Utiliza dulces naturales como la miel natural no procesada.

Disciplina

Si padece de sobre peso o necesita ponerse en forma, póngase metas este año de ejercicio y disciplina física.  Dios nos quiere sanos y fuertes.  El Espíritu Santo esta dispuesto a ayudarnos cuando nos proponemos a glorificar a Dios con un cuerpo sano.  Su cuerpo es el Templo del Espíritu Santo por lo tanto es posible pecar contra el cuerpo por descuido o por ignorancia, así cortando años de utilidad por no atender a las necesidades del cuerpo.

MENTE SANA, CUERPO SANO Y ESPÍRITU SANO, regenerado y rejuvenecido por ingerir la Palabra de Dios.  Jesús comparó la Palabra de Dios con el pan y dijo, "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”  (Mateo 4:4)

No solamente la palabra que salió de la boca de Dios, sino la palabra fresca, el rhema, como el maná en el desierto que se tiene que recoger diariamente.

Debemos ir disciplinando los pensamientos.  Cada pensamiento o cada actitud que no esta conforme a la mente de Cristo debe ser domado y conquistado.

Despojarnos y vestirnos

¿Cómo cambiar?  Es difícil cambiar un hábito sin reconocerlo como dañino y perjudicial.  Si deseamos llegar a la perfección y a la madurez espiritual, debemos ir día a día examinándonos y corrigiendo lo deficiente.

Hay dos factores que se deben asumir para experimentar un cambio:  “despojaos y vestíos".

"En cuanto a la pasada manera de vivir, DESPOJAOS del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y VESTÍOS del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”  (Efesios 4:22-24)

Despojarnos dejando una manera de vivir y vestirnos asumiendo un hábito nuevo.  Como el hábito viejo estaba bien arraigado, debemos PERSISTIR en la forma nueva hasta que llega a ser un hábito.

Además de una renovación del espíritu de nuestra mente y en la forma de pensar, necesitamos una renovación de los hábitos aprendidos que son contrarios al Espíritu de Cristo.

Una de las causas mayores por las que fallamos como cristianos es que no estamos dispuestos a cambiar, y los que desean cambiar no tienen un aliciente suficientemente fuerte para realizar el cambio… nos acomodamos al estilo de vida que hemos aprendido.

No habrá mejoramiento mientras no hay algún esfuerzo por cambiar.  El cambio requiere un ESFUERZO, y el esfuerzo presupone UNA META, el concepto de que las cosas pueden ser mejores de los que son, que pueden cambiarse.  En otras palabras, que se recobre la esperanza y la esperanza no avergüenza.

No podemos cambiar el pasado.  LO QUE NECESITAMOS CAMBIAR ES EL PRESENTE, nuestras reacciones y hábitos actuales.  El hoy te pertenece.  Hoy es especial.  El pasado está presente solamente en los patrones aprendidos que ejercen su efecto en el presente.  Una persona cambia cuando tras haber llegado a conclusiones bien definidas ha DECIDIDO dejar hábitos destructivos del pasado y adquiere virtudes nuevas.

Tanto Daniel como José, aunque esclavos, PROPUSIERON EN SUS CORAZONES NO CONTAMINARSE.  Sus circunstancias eran adversas, pero sus propósitos bien definidos.  Si la mente, las emociones, la conciencia y el cuerpo están sumisos a la voz de Dios, podemos resistir toda asechanza del diablo.  Utilicemos todas las energías mentales, emocionales y físicas unidas con un propósito, y el "Paracleto" (el ayudador) nos dará la fuerza para vivir en santidad.

Toma medidas drásticas para cambiar.  No admita nunca el fracaso.  Levántese de nuevo para hacer guerra contra las influencias del mundo y las concupiscencias de la carne y resista con toda su ser las tentaciones del diablo.

Dios esta buscando VASOS DE HONRA que se mantengan puros para llenarlos con Su vino sagrado y utilizarles en Su Templo.  Seamos estos vasos de honra, habitaciones del Espíritu para la gloria de Dios.

Que Dios le colma de paz, bienestar, salud y prosperidad espiritual este año y que sea un tiempo de purificar el cuerpo de Cristo (la Iglesia) de toda contaminación de carne y espíritu perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

(Lean capitulo 6 en el libro "Cómo conseguir la salud mental y emocional".)

Un abrazo paternal,

Daniel

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