¡Algo está a punto de suceder!
2 de febrero de 2013
Muy queridos hermanos,
Me siento muy movido, quebrantado, e inspirado de escribirles estas líneas. El tiempo ha llegado para un AVIVAMIENTO como nunca ha habido en la historia de la Iglesia.
Algo va a suceder rápidamente y tenemos que preparar nuestros corazones para el avivamiento. Las cosas no van a seguir “como siempre”. Algo está a punto de suceder.
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.” (Hechos 2:17-18)
Estamos viviendo en los postreros días y Dios va a cumplir su promesa. Sacúdete de toda pasividad, apatía y desanimo. Prepárate y prepara tu corazón.
RECIBIRÉIS PODER
Jesús dijo: “RECIBIRÉIS PODER CUANDO HAYA VENIDO sobre vosotros el Espíritu Santo”, NO ANTES.
La promesa del bautismo del Espíritu Santo incluye el hablar en lenguas, pero esto no es la promesa, ni la necesidad apremiante. Necesitamos el PODER. Nos hemos conformado con unas gotas, cuando Dios quiere derramar un aguacero, una lluvia torrencial de bendición y convicción de pecado que como un río desbordado, llevará todo por delante. Busca el poder de Dios y no estés satisfecho con la experiencia que hasta ahora has tenido.
El avivamiento que viene es uno de santificación y purificación. Juntamente con la lluvia vendrá el viento recio que va a limpiar su era de la paja, la escoria y los planes débiles de los hombres. La obra será de Dios y no va a compartir su gloria con nadie. Dios quiere establecer su reino con demostración del Espíritu y con poder.
“Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas.” (Marcos 16:17)
EL AVIVAMIENTO VA A COMENZAR EN NUESTROS HOGARES
Si el avivamiento no puede comenzar en las Iglesias, ¡VA A COMENZAR EN LAS CASAS!
El Espíritu Santo me está rompiendo mientras escribo esta carta. Dios te dice: "Comienza en tu hogar buscando y glorificando a Dios. Edifica el altar familiar. Padres, toma tu lugar espiritual en tu hogar. Pon tu vida y tu cuerpo sobre el altar como un sacrificio vivo y deja de conformarte a este mundo.”
El diablo está atacando a los hogares. Lo que no puede hacer en las Iglesias, lo está consiguiendo en los hogares causando destrucción, divisiones, celos y contiendas. Si nuestra relación con nuestro cónyuge es deficiente, afecta a nuestra relación con Dios y nos impide cumplir con nuestro rol y obstaculiza nuestras oraciones. Dios dice que si no nos podemos llevar en armonía y en paz, nuestras oraciones serán estorbadas.
Donde hay dos o tres reunidos en su nombre, allí estará el Señor.
“Porque donde están DOS O TRES REUNIDOS EN MI NOMBRE, allí estoy YO en medio de ellos.” (Mateo 18:20)
Este versículo no habla solamente de miembros de la Iglesia, en una reunión de Iglesia; sino del marido y de la mujer también. No es necesario estar en el lugar del culto, sino en casa unidos padre, madre e hijos en oración en el altar familiar, reunidos alrededor de La Palabra, reconociendo la presencia de Cristo. Allí Él ha prometido estar presente. El reconocimiento de la presencia de Cristo en la casa santifica el hogar.
Este texto es explosivo y muestra el potencial que Dios nos ha dado para destruir las obras del diablo cuando estamos unidos y de acuerdo. Por eso, el espíritu de contienda es una invitación al diablo y a sus espíritus malos a que destruyan un hogar. Una casa dividida contra sí misma no puede perdurar. El diablo intentará entrometerse y causar división. La oración unida de dos enamorados y consagrados a Dios es dinámica.
El avivamiento va a comenzar en NUESTROS HOGARES. Dios nos está diciendo: “pon tu casa en orden, porque quiero enviar un despertar espiritual que va a conmover la tierra y llevar el evangelio a cada nación, pueblo y lengua.”
No esperes de la Iglesia lo que te falta en casa. Allí comenzará el avivamiento o allí comenzará la destrucción de la Iglesia.
Aunque no podemos “hacer todo”, eso no nos debe impedir de “hacer algo”. ¿Qué tienes en la mano? Utiliza lo que tienes a la mano para comenzar este gran mover del Espíritu.
Padres, no esperen que vuestros hijos se convierten o reciban algo de parte del Señor en unos campamentos o en algún retiro. Prepárales en la casa y luego procuren guardar el fuego que se ha encendido para que no se apague la luz que han recibido. No dejen que el fuego se apague.
La disciplina, el dominio propio, los devocionales unidos, allí es donde va a comenzar la chispa que encenderá el mundo con la llama del avivamiento. ¡Es inimaginable la magnitud del fuego que una sola chispa puede llegar a encender!
“He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Santiago 3:5)
ARREPENTIMIENTO
La gloria de Dios está sobre mí de tal forma que casi no puedo escribir. Con el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, Pedro puso las condiciones, “Arrepiéntanse”. La promesa del gran derramamiento profetizado en Joel dice:
“Y DESPUÉS DE ESTO derramaré mi Espíritu sobre toda carne…” (Joel 2:28)
Yo pregunto, ¿después de qué? Cuando miramos en los versículos anteriores vemos que está hablando de que es después del profundo arrepentimiento de todo el pueblo.
“Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.
Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.
Entre el pórtico y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, y digan: "Perdona, oh SEÑOR, a Tu pueblo, y no entregues Tu heredad al oprobio, a la burla entre las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: 'Dónde está su Dios?'"
Entonces el SEÑOR se llenará de celo por Su tierra, y tendrá piedad de Su pueblo.” (Joel 2:15-18)
Debemos arrepentirnos profundamente por el tiempo perdido, por la falta de amor hacia Dios y hacia su pueblo, por perder tantas oportunidades.
Despiértate antes de que sea demasiado tarde, si no, verás el avivamiento con tus ojos, pero no serás participe en este mover del Espíritu.
DIOS ESTÁ LEVANTANDO GUERREROS PARA ESTE ÚLTIMO DÍA
Francis Frangipane en su libro tan apropiado para este tiempo, “Alístese junto al Señor de los Ejércitos” escribe:
“Hoy Dios está levantando sacerdotes guerreros que intercedan por misericordia; está ungiendo profetas y predicadores que llamen a su pueblo al arrepentimiento y visión; y está preparando líderes que gobernarán rectamente con sabiduría y mansedumbre. El objetivo del Señor es manifestar la plenitud de Cristo en la Iglesia, y así transformar nuestra sociedad. Sólo porque la atmosfera cultural está cargada con oscuridad demoníaca, no quiere decir que el Todopoderoso ha abandonado nuestra sociedad.
Todavía hay tiempo para creer a Dios por un avivamiento. No es tiempo de retroceder y esperar, sino que es tiempo para avanzar en fe. De hecho, en Hechos 2 nos dice que una de las principales manifestaciones de los últimos días será un gran derramamiento final del Espíritu Santo sobre toda carne. Este último gran avivamiento no será una cosa pequeña, sino que será acompañado y confirmado por “prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra.” (Hechos 2:19) Durante este último período, el Evangelio del Reino de los Cielos será proclamado en todo el mundo, para testimonio, así como Jesús dijo: "y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14)
Momentos difíciles le esperan al planeta tierra, pero también tiempos espectaculares de avivamiento y cosecha (Isaías 60:1-3). Tendremos que luchar. Tal vez la más mencionada señal de los últimos tiempos es la pasividad espiritual que sosegará a muchos al adormecimiento, letargo, pesadez y la indiferencia respecto a las cosas de Dios (ver Mateo 25). Esta es la parálisis de la pasividad que espero poder exponer en este libro.”
“Alístese junto al Señor de los Ejércitos” Francis Frangipane.
Tendrás que luchar. Te va a costar. No pienses dar a Dios lo que no te cuesta. Nuestra salvación le costó a Dios su Hijo y a su Hijo, le costó la vida.
Pero aunque haya un precio que pagar, también hay recompensas. Siéntate y calcula el costo. Y luego piensa en el precio que pagarás si no obedeces el llamado de Dios.
Dios está levantando guerreros para este último día, y yo quiero seguir en las primeras filas. La única cosa que viene sin esforzarse es la vejez. Pero la vejez no nos exime de cumplir nuestros propósitos en la vida. El Salmista David rogaba la bendición del Señor cuando dijo:
“Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir.” (Salmo 71:18)
Únete conmigo. Tu futuro comienza ahora. OBEDECE AL LLAMADO DE DIOS, pues el mundo está esperando la manifestación de los hijos de Dios. Amén.
Con amor,
Daniel