Una palapra personal para ti
¡Ha llegado la hora!

06 de junio, 2011

“LEVÁNTATE, RESPLANDECE; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.

Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.

Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.

Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.

Entonces verás y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti”.  (Isaías 60:1-5)

En este año podemos esperar una intensidad en la guerra espiritual.  “Mira, las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos.”  Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; sobre ti se MANIFESTARÁ SU GLORIA.

Será un año en el que el cuerpo de Cristo se irá uniendo.  Cada hueso se unirá con el hueso que le corresponda.  Ezequiel vio la unificación de Judá e Israel.  Él fue mandado a profetizar a los huesos secos esparcidos en el valle.  El pueblo de Israel estaba sin ánimo y separado.  Dijeron:  “Nuestros huesos se han secado, ya no tenemos esperanza, estamos perdidos”.

“Me dijo luego:  Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel.  He aquí, ellos dicen:  Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos”.  (Ezequiel 37:11)

Muchos de nosotros nos hemos sentido así, sin esperanza, sin ánimo y sin visión para el futuro.  Por eso, necesitamos OÍR LA VOZ de DIOS, y declarar su voluntad inspirada por el Espíritu Santo.  Los planes de Dios son perfectos y su voluntad es que tengamos ESPERANZA y un BUEN FUTURO.

“La esperanza frustrada aflige el corazón.”  (Proverbios 13:12)

Cuando no vemos la contestación a la oración el alma se aflige y el espíritu se enferma.  David oró antes de salir a la guerra:

“Desde mi angustia clamé al Señor, y Él respondió dándome libertad.  El Señor está conmigo, y no tengo miedo…  Él es mi ayuda.”  (Salmo 118:5-7)

Nuestro ayudador es el Espíritu Santo.  Que el Señor te responda cuando estés angustiado; que el nombre del Dios de Jacob te proteja.  Que te envíe ayuda desde el santuario.

En este año, podemos esperar la UNIDAD DEL CUERPO, esperar que los esparcidos, los huesos secos, los que han perdido la esperanza, sean reanimados y vueltos al redil.  Podemos esperar orden en la Iglesia y que Dios ponga a cada uno en su sitio bajo autoridad.  Que el viento del Espíritu sople, y la fragancia de Cristo salga fuera de los muros de la Iglesia, y las almas serán atraídas por esa fragancia como un hombre que tiene hambre es atraído por el olor de la comida.  Podemos esperar el milagro de la “pesca milagrosa” donde las redes no se rompieron por la cantidad de peces.  Podemos esperar que los dones sean devueltos a la Iglesia y que el cuerpo experimente la sanidad.  Edificándose en el amor y sanándose, orando los unos por los otros.

Para realizar esto, debemos comenzar a declarar la Palabra de Dios, a profetizar la voluntad de Dios aunque no veamos nada más que huesos secos.  Dios ha dicho, que a pesar de la densa oscuridad sobre la tierra, la luz brillará sobre su Iglesia.

Vamos a orar con expectación, con fe, y declarando lo que Dios dice, a pesar de las circunstancias.  El Señor quiere nuestra colaboración.  Nos pregunta:  ¿Pueden vivir estos huesos secos?  ¿Podemos ver un avivamiento en España ahora cuando los corazones están tan endurecidos?  Aunque no vemos nada, vamos a declarar La Palabra en medio de nuestra angustia y dolor, en medio de la aflicción y el desánimo.  Dios vive, y su voluntad se hará.  ENVIARÁ AYUDA desde su santuario.  Su ayuda está por llegar, preparémonos para el milagro, pues Dios ha escuchado nuestro clamor y la fragancia de la vida de Cristo se está notando.  Las almas con hambre vendrán, los dones del Espíritu serán derramados sobre su Iglesia.  Debemos tener nuestras prioridades en la cosecha y buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y las demás cosas serán añadidas.  Es tiempo de que la luz brille y de que venza a las tinieblas.  Es tiempo de sembrar con lágrimas, pues vamos a COSECHAR con GOZO.

El invierno está pasando y se oye la voz de la tórtola.  La primavera viene, y el desierto florecerá de nuevo.  Lo mejor esta por venir, esperemos con fe y no seremos avergonzados.

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