Nuestras aventuras tratando
de encontrar una Iglesia viva y sólida
10 de diciembre,
2008
Queridos hermanos saludos desde Georgia,
“Pido a Dios que disfrutes de
buena salud y que te vaya bien en todo, así como le va
bien a tu alma.”
Estamos bien, intentando remontar vuelo y
de superar las dificultades que acompañan esta
vida. Os
quiero compartir algunas de nuestras aventuras desde que
estamos aquí.
Al llegar estuvimos buscando una iglesia
en la cual congregarnos aquí. Fuimos a una
Iglesia Bautista muy reconocida y sólida, y en la cual
hemos asistido antes y hemos sido bendecidos. El pastor
anunció que iba a hablar acerca de la sanidad y luego en
el culto de la tarde, orarían por los enfermos. Pero nos
llevamos una sorpresa, para no decir una terrible
desilusión, cuando comenzó a desprestigiar a los
pentecostales y tele evangelistas poniéndoles todos
juntos en la misma categoría como charlatanes que se
aprovechan de la desesperación de la gente, prometiendo
sanidad.
Hizo una serie de afirmaciones tan abiertamente
en contra de lo que Cristo nos enseñó y lo que murió
para darnos, que me provocó a escribir esta carta y a
predicar más fuerte sobre la sanidad. Quiero resaltar
algunas de las falsas creencias que este ministro de
Dios estaba enseñando, aunque muy sinceramente, pero muy
equivocadamente.
Hizo énfasis en que la sanidad no esta
incluido en la obra vicaria de Cristo en la cruz y
cuando la Biblia dice que “por sus
llagas fuimos sanados” eso habla de
la enfermedad del alma, o sea el pecado, pero no la
sanidad del cuerpo.
Citó, muchas veces un colega suyo que
tenía en alta estima, que murió después de sufrir muchos
años con problemas del riñón, pero siguió fiel a Dios y
al ministerio.
Este hermano había orado mucho por su sanidad y
no fue sanado y al final concluyo que era mejor, porque
Dios hizo una obra profunda en él. Citó el aguijón
de Pablo, como prueba de que Dios no sana hoy, y las
muchas enfermedades de Timoteo del estomago y de
Epafrodito, compañero de milicia, que dejó enfermo. Pero este pastor
se olvidó de hablar de Marcos 16:17-18, cuando Jesús
dijo:
“Y estas señales seguirán a
los que creen:
en Mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas…SOBRE LOS ENFERMOS PONDRÁN SUS MANOS, Y
SANARÁN.”
(Mateo 16:17-18)
Citando de nuevo su amigo que murió
después de mucho sufrimiento, que durante todo su vida
solamente oró la oración de fe tres veces, dando por
asentado de que si este hombre santo tuvo tan poco
éxito, nosotros ordinarios no podíamos esperar que estos
milagros pasaran a menudo.
Dijo que el libro de los Hechos de los
apóstoles no era normativa para esta dispensación, sino
que era un libro de “transición” entre los evangelios y
las epístolas, y que no podíamos establecer ninguna
doctrina basada en estos hechos.
Se olvidó recordarles que las epístolas,
escritas más de 60 años después de Cristo, hablan de los
dones de sanidad y de milagros y de fe. En cuanto al
hablar en lenguas eso pasó también y algunos declaran
que lo que era en aquel tiempo de Dios, hoy es del
diablo.
También según este siervo de Dios, (y lo
es) los apóstoles ya no existen y el ultimo fue San
Pablo. Se
olvido decir que los ministerios de apóstol, profeta,
evangelista, pastor y maestro vienen todos en el mismo
versículo en Efesios 4:11 “Y él mismo (Jesús)
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros.” Entonces, si no
hay apóstoles, ¿tampoco hay pastores?
También San Pablo mencionó otros apóstoles
en sus cartas y dijo claramente que Dios ha puesto en su
Iglesia, primeramente apóstoles, después profetas,
etc. En
Efesios 4-5, Pablo define la duración de estos
ministerios diciendo “hasta que todos
lleguen a la unidad de la fe a un varón
perfecto”. Creo que es
bastante obvio de que no hemos llegado todos a la unidad
de la fe…
Su colega que murió en el ministerio
después de 16 años de sufrimiento había dicho que tenía
dudas si quería ser sano
por las muchas lecciones que había aprendido durante sus
sufrimientos.
No me extraña que no se sanara, pues ni quería
ser sano, ni creía que era posible. Después de este
discurso salí con mis creencias más arraigadas y
aumentadas que nunca pues Jesucristo es el mismo ayer,
hoy y para siempre. La oración de fe
sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Jesús dijo,
“El que cree en Mi las obras que Yo
hago él también las hará”.
No vamos a culpar a Dios de
impotencia cuando es por la debilidad de nuestra fe
cuando Jesús dijo con claridad que la causa por la cual
los discípulos no podían sanar al chico epiléptico era
por su falta de fe.
La más alta y excelente recomendación que
este pastor pudo dar a su congregación fue que cada uno
hiciera un testamento mientras estaba vivo y en salud,
para que sus queridos supieran cuales eran sus deseos
para cuando ellos ya no podían decidir por si mismos y
que no se hicieran falsas expectaciones de que Dios les
podría sanar porque milagros eran muy raros, pero que
pusieran su fe en los médicos porque para eso
están. Lo
que él estaba dando eran razonamientos humanos y no las
buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.
Tengo que decir que cuando por fin salí
estaba bastante enojado. Me enojo que
este pastor había distorsionó la palabra de Dios, y me
enojo que había robado la fe y la esperanza del pueblo
de Dios para creer que Dios sana hoy y que Él nos ama y
que Dios es un Dios que le importa nuestra vida en la
tierra y no solo la eterna. Les robo la fe
de que Jesús quiere que seamos libres y sanos.
La próxima semana fuimos a una Iglesia
Pentecostal donde la alabanza fue de mucha bendición
pero la palabra predicada fue muy pobre y superficial,
sin alimento, al nivel de un consejo de amigo y no la
autoridad de la Palabra de Dios.
Este último domingo, al ver un letrero
delante de una Iglesia en el centro de Albany,
anunciando “El
Evangelio Completo” nos arriesgamos
a probar una vez más si podíamos encontrar una Iglesia
donde no saldríamos peor de lo que entramos.
Estando aún en el aparcamiento, algunos de
los ancianos (uno que luego estuvo tocando la batería)
estaban fumando su ultimo cigarrillo. Le pregunté a
uno que significaba “el Evangelio completo” y me
contestó que indicaba que no tenía ningún programa, sino
que cada uno se dejaba llevar por el Espíritu y
básicamente hacían lo que les daba la gana. Pero a pesar de
eso, ya que terminaron los ancianos de fumar su tabaco,
entramos al culto.
Había escaso 15 personas en un edificio
grande, y la alabanza era bastante regular. El predicador
que iba a ministrar, era un invitado de fuera (menos
mal) y predicó un mensaje poderoso, ungido y lleno de la
revelación de Dios. El pobre
tratando de levantar los 15 muertos le dio por correr
alrededor de la Iglesia pero no pudo levantar ningún
muerto, pues no había arrepentimiento, ni base
doctrinal.
No obstante, la palabra me bendijo y me animó, y
el predicador fue sincero y con un corazón
compasivo.
Tomó como su texto Isaías 41:10:
“No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo
soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi
justicia.”
Habló sobre el espíritu de intimidación y
la necesidad de confiar en Dios y no temer pues el Señor
peleará por nosotros y no tenemos el espíritu de
cobardía sino de poder, amor y dominio propio.
En las Iglesias de mil había un evangelio
distorsionado y en otro aguado, pero con estas 15
personas y unos niños, la palabra era la misma que
predicamos en España. Dios me habló
este domingo y me edificó su palabra. Dios nos esta
levantando y esperamos regresar con nuevas fuerzas y
nueva fe.
He hecho tres programas para la radio en España
que he enviado.
Gracias a Dios por lo que tenemos y por lo
que Dios nos ha dado en España y por los fieles que con
oración y ayuno mantienen el fuego ardiendo sobre el
altar, es algo precioso y raro. Mantengamos
nuestra fe y una confesión positiva en nuestra boca,
pues Él es fiel que prometió y también lo cumplirá.
Un abrazo fraternal en el amor de
Cristo,
Daniel