No pierdas tu confianza, hay esperanza
26 de diciembre de 2012
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos 10:35-36)
Muy queridos hermanos,
Hay tres cosas que nuestro enemigo utiliza para debilitarnos y ganar ventaja sobre nosotros: las distracciones, el engaño y el desanimo.
El desanimo viene cuando no vemos esperanza en nuestro porvenir y no hay salida del callejón, entonces surgen pensamientos negativos de frustración e incapacidad. Esto produce SENTIMIENTOS de DESESPERACIÓN e inseguridad. Cuando estamos sufriendo es natural decir: “Ya no tengo esperanza, estoy perdido”. Es allí donde se enfrenta lo que Dios dice y lo que dicen todas las circunstancias adversas. David dijo:
“Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.” (Salmos 39:7)
Nuestros caminos no son los caminos de Dios; ni nuestros métodos, los métodos de Dios. Muchas veces la GLORIA de Dios se revela después de condiciones aparentemente de derrota y desesperanza. Mira con los ojos de la fe a través de la oscuridad y verás más allá hacia el PROPÓSITO de DIOS.
Aunque no podemos volver atrás y cambiar el pasado o remediar nuestros errores, podemos confiar en el Dios de toda esperanza que puede utilizar cada situación para nuestro bien y su gloria. No te desesperes, espera en Dios que aun vas a alabarle.
En muchas iglesias en México, recuerdo que terminaban el culto recitando unidos Romanos 12:12:
“Gozosos en la ESPERANZA; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.” (Romanos 12:12)
¿QUÉ ESPERANZA TENEMOS?
Después de contemplar la situación mundial actual, la crisis política e económica que se está sintiendo mundialmente y conociendo el cuadro profético del fin de los tiempos, ¿Qué esperanza tenemos? Y ¿Qué esperanza podemos dar a esta generación? Después de leer mi último libro: “Pasos hacia el Armagedón” ¿Dónde está el ánimo para seguir luchando? ¿Qué esperanza podemos tener nosotros que hemos pasado los ochenta años?
El anciano Simeón, un hombre justo y devoto esperaba la redención de Israel, la venida del Mesías. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin antes ver el Cristo. Como Simeón esperaba la venida del Redentor, yo espero el avivamiento prometido en España. Cuando José y María trajeron al niño Jesús al Templo para cumplir lo establecido por la ley, este anciano lo tomó en sus brazos y dijo:
“Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación.” (Lucas2:29-30)
Dios tiene algo más, y aún no lo he visto. No puedo decir, como el siervo Simeón: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación.” (Lucas2:29-30)
Quiero ver la grandeza de la GLORIA de DIOS en España. Estoy convencido de que el tiempo que aun queda por delante va ser muy fructífero y pueden ser los mejores años. Veremos el fruto de nuestro trabajo mas de lo que podemos esperar e incluso imaginar.
NUESTRA ESPERANZA ESTÁ EN EL DIOS DE TODO ESPERANZA
Después de que Jesús profetizó acerca de la tribulación venidera y el terrible sufrimiento que espera el pueblo de Dios, injertó esta frase: Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. (Mateo 24:14)
San Pablo consoló a los creyentes de Corinto, nosotros no lloramos como los que no tienen esperanza. Nosotros nos gozamos en la esperanza de ver la Gloria de Dios, tenemos paciencia en el sufrimiento y debemos permanecer fieles en la oración.
El mensaje del Evangelio profetizado por el profeta Isaías es: “liberación a los cautivos, libertad decretada a los prisioneros, y confortar a los dolientes. De dar una corona de gloria en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento.
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;
a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.” (Isaías 61:1-3)
Nuestra esperanza está en el DIOS de TODO ESPERANZA pero cuando nuestra esperanza está basada en cosas temporales, el desanimo, desaliento y desesperación será segura.
La Biblia nos dice, “la esperanza no avergüenza”. ¿Por qué? Si muchos de nosotros hemos sido desilusionados con acontecimientos en la vida. ¿Quién no ha recibido golpes y desaventuras? Pero el texto continúa diciendo: la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (Romanos 5:5)
Estando en alta mar en medio de una tormenta por dos semanas, sin ver ni sol ni luna y estrellas, ayunando y muertos de frío, San Pablo pudo decir “tened buen ánimo; no pierdan la esperanza, porque yo confío en Dios a quien sirvo, que será así como se me fue dicho, que ninguna vida se perderá sino que seremos echados sobre alguna isla.” La fe no evita tormentas, ni perdidas, pero nos levanta cuando caemos y nos sostiene en la debilidad.
En su defensa escrita a los Corintios, el apóstol escribió:
“Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos.
He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez.
Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias.
¿Cuando alguien se siente débil, no comparto yo su debilidad? ¿Y cuando a alguien se le hace tropezar, no ardo yo de indignación?” (2ª Corintios 11:26-29)
En el capítulo 12 después de dar una lista de sus aflicciones pudo decir:
“Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2ª Corintios 12:10)
Parece ser que en vez de animar a los lectores les estoy desalentando con lo que nos espera. “Bástate mi gracia” no es una respuesta que deseamos. Pero lo cierto es que la gracia y la presencia de Cristo han sostenido a los santos por 20 siglos. Su fuerza se perfecciona en la debilidad.
No hay prueba ni tentación que no es común a todos lo seres humanos. En esta vida tendremos aflicción pero Jesús dijo, “ten animo yo he vencido al mundo.” Para vencer, uno tiene que luchar. La libertad no es gratis, ni la victoria sin esfuerzo. Los que vencieron están sentados con Cristo y nos observan desde los balcones de la eternidad. Así corred de tal manera que obtengáis el premio. ¿Qué esperas? ¿En qué esta tú esperanza? Antes lo tenías en el Señor, tu Redentor, pero pregunto: “¿dónde esta ahora? ¿Cual es tu meta para este año nuevo? ¿Tienes esperanza para tu porvenir?
¿Estamos esperando la redención de las almas perdidas y el avivamiento en la Iglesia o hemos dejado de creer que es posible? Cuando más oscuro sea la noche más fuerte brilla la luz.
No pierdas la confianza que tiene gran recompensa de galardón, necesitamos paciencia que después de haber hecho la voluntad de Dios recibamos la respuesta.
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” (Hebreos 12:12-13)
Ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. La fe es el cimiento de nuestra vida, la esperanza nos mantiene en pie y el amor es el poder y el combustible que nos sostiene.
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos 10:35-36)
Nuestra esperanza esta en el Señor que nos llamó por su gracia y esperamos que un día no muy lejano podremos oír su voz “buen siervo y fiel, sobre lo poco has sido fiel, sobre lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.”
Espero poder decir como el apóstol:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2ª Timoteo 4:7-8)
NO PIERDAS TU CONFIANZA
“¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” (Isaías 40:27)
Hay momentos de prueba en los que decimos en lo profundo de nuestro corazón: “Mi camino está escondido del Señor; mi Dios ignora mi causa, Dios ha descuidado mi causa.” En estos momentos de PRUEBA es cuando debemos AFIRMAR NUESTRA CONFESIÓN de FE y asegurar el corazón. David dijo:
“Hubiera yo desmayado, si no creyese que VERÉ LA BONDAD DE JEHOVÁ en la tierra de los vivientes”. (Salmos 27:13)
Hasta los discípulos dudaron del CUIDADO de Dios en medio de la tormenta y clamaron: Maestro ¿no te importa que perezcamos? (Marcos 4:38)
Ezequiel tuvo que profetizar a los huesos secos cuatro veces antes de que se levantaran como un ejército.
“Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!” (Ezequiel 37:10)
Pero no tenían vida, habían PERDIDO la ESPERANZA.
"Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: 'Nuestros huesos se han secado, y NUESTRA ESPERANZA HA PERECIDO. Estamos completamente destruidos.’ ” (Ezequiel 37:11)
Sin embargo, DIOS TENÍA UN PLAN, un destino para ellos. La Palabra de Dios vino por encima de su desesperación. Dios les dijo:
“Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel.” (Ezequiel 37:12)
Esta es la semilla de La Palabra que da vida al espíritu y nos hace revivir con una esperanza viva.
Las promesas de Dios son como una semilla. Cuando las aceptamos y las creemos, las tenemos que declarar. Cuando Dios promete algo, debemos aguardar con paciencia y fe, y hacer guerra espiritual contra los ataques de duda y falta de esperanza. La forma de hacer guerra espiritual, es DECLARAR todo lo contrario a lo que dice el enemigo y aun lo que dicen nuestros sentidos.
Toma todas las promesas que te han sido habladas por el Espíritu Santo y conviértelas en oración persistente. El enemigo quiere robar todo lo que Dios tiene predestinado para ti. A veces tenemos que DECLARAR LAS PROMESAS de Dios a nuestras circunstancias y usarlas contra toda oposición que nos esté resistiendo y mandar que cualquier espíritu inmundo retroceda en el nombre de Jesús, (por ejemplo el espíritu de desánimo) declarando lo que las promesas de Dios escritas y habladas revelan. No es suficiente leer o creer La Palabra, sino que tiene que salir de nuestra boca como espada de dos filos y ser aplicada a nuestra situación. Hay que responder a cada tentación y prueba con la palabra adecuada. El poder de Dios, se manifiesta cuando declaramos o cantamos su Palabra. EL MILAGRO ESTA EN LA BOCA.
Dios no quiere que perdamos la esperanza cuando la respuesta parece demorar. Él vio a los discípulos en alta mar luchando contra la tempestad, aunque ellos no le vieron a Él. San Pedro dice: echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque ÉL TIENE CUIDADO de vosotros. (1ª Pedro 5:7)
Cada uno de nosotros tiene propósito, promesas y un destino que tenemos que cumplir y por los cuales luchar. Así que, toma tu: "Así dice el Señor" contigo. Llévalo a la batalla y lucha.
¿Ha flaqueado en tu CONFIANZA en el poder y el amor de Dios? ¡No midas las promesas de Dios por los días! La fe no está en el pasado, ¡es parte del presente! Dios es eternamente "YO SOY".
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11)
Abrazos y bendiciones desde Georgia. Deseándoos las ricas bendiciones de Dios durante estas Navidades y un feliz y prospero año nuevo 2013 a todos.
Amén.
Un abrazo paternal,
Daniel