La ignorancia
voluntaria
5 de febrero,
2010
“El temor del SEÑOR es aborrecer el mal.
El ORGULLO,
la
ARROGANCIA, el mal camino y la boca
perversa, Yo aborrezco.”
(Proverbios
8:13)
“Antes de la destrucción el corazón del
hombre es ALTIVO, pero antes de los honores está
la
HUMILDAD.”
(Proverbios
18:12)
Queridos y amados
hermanos,
En la última carta
les escribí acerca de no ignorar las artimañas del
diablo, de sus maquinaciones y estrategias para destruir
la
Iglesia y su plan para acabar con cada
uno de nosotros. Somos instruidos
para no dar lugar al diablo. Como un lobo, el
diablo atemoriza a las ovejas para que, en su
desesperación, sean presas fáciles. En esta carta
quiero hablar de la ignorancia que forma parte de la
vieja naturaleza – la IGNORANCIA
VOLUNTARIA que IMPIDE LA
ENTRADA de LUZ y el CRECIMIENTO
ESPIRITUAL y nos IMPIDE VER lo que Dios tiene provisto
para nosotros.
La ignorancia se
puede definir como FALTA de CONOCIMIENTO. Muchos prefieren
la ignorancia, pues piensan que si no lo saben, no son
responsables. Pero la
ignorancia de la ley no es una excusa para quebrantarla.
Otros son
ignorantes debido a sus prejuicios, pues sus mentes
están cerradas a cualquier idea que sea nueva o vaya en
contra de lo que ya creen. La condenación
viene a consecuencia de RECHAZAR la LUZ y
la
CORRECCIÓN, y de ACEPTAR
la
OBSTINACIÓN como parte de la manera de
vivir.
La Ignorancia
nos lleva a CONCLUSIONES ERRÓNEAS. Al no conocer
bien el camino, somos propensos a equivocarnos y el
destino será un desastre. Moisés conoció
los caminos de Dios, los Israelitas sólo conocieron sus
hechos. Llegaron a
conclusiones equivocadas una y otra vez y terminaron
muriendo en el desierto y quedándose sin entrar en la
tierra prometida. La luz viene
progresivamente. Andemos en la luz
cada día, hasta tener la luz perfecta del día.
Hay cuatro cosas
que cuando se unen APAGAN la LUZ de la
conciencia y nos hacen SORDOS a la VOZ de
Dios. Estas
son:
·
Primero: la ignorancia y
la arrogancia.
·
Y
segundo: la ingratitud y
la impiedad.
Ingrato e impío
son dos socios que siempre van juntos. Cuando la
ignorancia se cubre con la arrogancia, se produce el
prejuicio que forma conceptos erróneos. Tenemos que tener
en cuenta que en mayor o menor medida, todos somos
propensos a estos males, pues son parte de la naturaleza
Adámica. La
rebelión, desobediencia, falta de respeto, y la mente
cerrada a nuestros propios errores, son el resultado.
Son socios
que tienen como consecuencia todos los males que acechan
al género humano.
Ignorancia y
arrogancia
Aparte de la
ignorancia del incrédulo, quiero hablar de la ignorancia
que impide la entrada de luz. En primer lugar,
impide la salvación de los religiosos, quienes como los
fariseos, cerraron la puerta al reino, no queriendo
entrar por su orgullo y a los que querían entrar, les
cerraron el paso.
"¡Ay de ustedes, expertos en la ley!,
porque se han adueñado de la llave del conocimiento.
Ustedes
mismos no han entrado, y a los que querían entrar les
han cerrado el paso.”
(Lucas
11:52)
Lo que impidió al
pueblo judío reconocer a Cristo como su Mesías, fue su
ignorancia unida con su arrogancia. En una ocasión
contestaron a Jesús: “Linaje de Abraham
somos, y JAMÁS hemos sido ESCLAVOS de
nadie”, cuando en realidad ¡eran
esclavos del emperio Romano, y habían sido esclavos en
Egipto y en Babilonia! Dios confirmó la
autenticidad de Jesús con milagros, prodigios y señales.
Cuando
oyeron el testimonio del ciego que Jesús sanó que fue
ciego de nacimiento, en vez de convencerse de la
identidad de Jesús por el milagro, expulsaron al ciego
de la sinagoga diciendo: “tú siendo pecador
desde que naciste nos vas a
enseñar”. Estaban CERRADOS
a los hechos y EVIDENCIAS CLARAS de la
Divinidad de Cristo, pues Él no andaba
según sus normas y preconceptos. La arrogancia, al
unirse con la ignorancia, cierra el corazón y la mente a
la luz. Todo avivamiento
espiritual en la historia ha sido rechazado por los
líderes religiosos, porque no entraba en su esquema y
porque sus prejuicios pusieron barreras.
“Más
bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una
sabiduría que ha estado escondida y que Dios había
destinado para nuestra gloria desde la
eternidad.
Ninguno de los gobernantes de este
mundo la entendió, porque de haberla entendido no
habrían crucificado al Señor de la
gloria.”
(1ª
Corintios 2:7-8)
San Pablo habla
del VELO sobre las mentes del pueblo, velo que les
impedía ver a su Mesías, este velo era simplemente el
prejuicio – juzgar sin conocer los hechos. Ésta es la causa
principal por la que el pueblo continúa en oscuridad
espiritual, pues siendo ignorantes de la justicia de
Dios tratan de establecer su propia justicia.
“Porque IGNORANDO la
JUSTICIA de DIOS, y procurando
establecer la suya propia, no se han sujetado a la
justicia de Dios.”
(Romanos
10:3)
La ignorancia y la
arrogancia son ENEMIGOS de la vida de Dios. La ingratitud y
la impiedad son características del diablo. La queja y el
descontento son fruto de ese enlace.
Ignorancia de las
Escrituras
Jesús dijo a los
fariseos de su día, “Erráis, IGNORANDO
las ESCRITURAS y el poder de Dios”.
La
arrogancia y la justicia propia mantienen al pueblo en
densa oscuridad. Dios se revela a
los humildes de corazón. Él ha escondido
Su rostro de los sabios y entendidos y lo ha revelado a
los niños.
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque habiendo ESCONDIDO estas cosas de
los SABIOS e INSTRUIDOS, se las has REVELADO a los que
son como NIÑOS. Sí, Padre, porque
esa fue tu buena voluntad.” (Lucas
10:21)
Si uno desconoce
el camino de vida, pero reconoce su falta de
conocimiento de Dios, Él está al alcance de todos los
que le buscan de corazón sincero. Lo que hemos
experimentado en España durante muchos años entre
creyentes e inconversos, es la ignorancia de
la
Palabra de Dios, unida a la arrogancia,
la cual cierra la mente a poder recibir luz y
revelación. Estas dos
asociadas vienen de la vieja naturaleza Adámica. La ignorancia, a
la cual me refiero, no es que uno reconoce que es
ignorante, sino que piensa que sabe, cuando en realidad
no sabe y por lo tanto no admite que nadie le diga, ni
le enseñe. Satanás ha CEGADO
LA
MENTE de los incrédulos, (y a veces a
los evangélicos) para que no les alumbre la luz de la
verdad. Al
creer que ya lo saben todo, no abren su mente a lo que
Dios tiene provisto.
Ignorancia sobre los dones
espirituales
Hay varias áreas
de ignorancia que Dios quiere disipar y nos lo revela en
las Escrituras. Por ejemplo, San
Pablo dijo: “En cuanto a los DONES
ESPIRITUALES, no quiero, hermanos, que sean ignorantes”.
(1ª
Corintios 12:1) La ignorancia en
este tema nos hace vulnerables al engaño. El que no conoce
bien lo auténtico puede ser engañado por lo falso. Hay peligros en
el abuso de los “supuestamente” dones y manifestaciones,
pero hay que reconocer que la ignorancia del auténtico
mover del Espíritu Santo también puede ponernos en
peligro de ser engañados.
Los dones
carismáticos son HERRAMIENTAS para que hagamos la obra
del ministerio. Son ARMAS para
poder detectar las maquinaciones del diablo y DISCERNIR
los espíritus de error. Esta es la manera
que Dios ha escogido para destruir las obras de Satanás
y sacar a la luz todo lo oculto.
El uso correcto de
los dones nos ayuda a conocer NUESTRA FUNCIÓN e
identidad en el Cuerpo de Cristo. Asimismo, el don
confirma nuestra posición en el Cuerpo, tanto en los
dones del Ministerio como en los dones carismáticos.
Quiero
enfatizar que cada miembro del cuerpo DEBE FUNCIONAR con
algún don. Recordemos que:
“... todas estas
cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como Él
quiere”. Dios, de manera
soberana, reparte los dones y ministerios según su
voluntad.
La Iglesia
necesita ser estructurada y dirigida por líderes que
estén autorizados, reconocidos y ungidos por Dios para
funcionar en su don. Muchas de las
divisiones y rivalidades en la Iglesia son
el resultado de unos miembros que no conocen, ni
funcionan en su don.
La unción, activa
el don. El
don, sin la unción, nunca producirá los resultados
deseados.
La unción, sin que fluya a través de algún don,
produce solamente confusión y desorden. Primeramente
hemos de esperar la unción del Espíritu y luego hemos de
procurar conocer la mente del Espíritu. Tampoco hemos de
sustituir el poder del don por meras
emociones.
Ningún miembro del
Cuerpo de Cristo debe ser pasivo e inactivo. Si no procuramos
los dones, si no anhelamos los dones y ministerios, será
difícil que se vean sus manifestaciones. Si eres miembro
del Cuerpo de Cristo, bautizado por un solo Espíritu en
ese cuerpo, tienes algún don, esto es, tienes alguna
FUNCIÓN ESPIRITUAL. Aunque te
sientas indigno eres parte indispensable del Cuerpo.
No debemos ignorar
cómo deben funcionar los dones; sino que, anhelemos y
procuremos edificar la Iglesia,
buscando celosamente los dones más necesarios en este
momento.
Serán armas para la GUERRA
ESPIRITUAL y ojos para ver el peligro,
como trompetas para hacer sonar la voz de alarma y oídos
para oír la voz de Dios.
Ignorancia de la ciencia verdadera
San Pedro habla de
la IGNORANCIA
VOLUNTARIA de negar el diluvio en el
tiempo de Noe. Esta ignorancia
unida con la arrogancia de muchos científicos, ha dado
lugar a la falsa llamada ciencia de la evolución o
macro-evolución.
La filosofía de la
evolución se basa en la teoría del uniformismo: “El presente es la
llave del pasado”. San Pedro avisó
hace dos mil años que en los últimos días dirían: “Todas las cosas
siguen igual”. Al negar el hecho
de una creación sobrenatural de Dios y los cambios
climáticos y catastróficos que produjo el diluvio, les
fue necesario explicar todo a base de millones o miles
de millones de años. Y en vez del
juicio de Dios en los tiempos de Noe sobre toda la
tierra, han inventado la idea de un mundo antiguo que ha
tardado millones de años para llegar al presente. Al negar el
juicio pasado, niegan también el juicio venidero cuando
la tierra será destruida por fuego.
San Pedro revela
la causa de los errores de los científicos, que
inventaron la teoría de la macro-evolución:
“¿Qué
hubo de esa promesa de su venida? Nuestros padres
murieron, y NADA HA CAMBIADO DESDE EL PRINCIPIO DE
LA
CREACIÓN."
Pero
intencionalmente olvidan que desde tiempos antiguos, por
la palabra de Dios, existía el cielo y también la
tierra, que surgió del agua y mediante el agua. Por la palabra y
el agua, el mundo de aquel entonces pereció
inundado.
Y ahora, por esa misma palabra, el
cielo y la tierra están guardados para el fuego,
reservados para el día del juicio y de la destrucción de
los impíos.”
(2ª Pedro
3:4-7)
Cuando visité el
Torcal en Antequera, hace unos años, vi fósiles de peces
que habían descubierto encima de las montañas. Ahora que han
construido un Museo nuevo con la información que quieren
divulgar, han escondido o “perdido” los fósiles a su
conveniencia, pues no quieren reconocer que estas
montañas estaban cubiertas por agua. Yo les pedí que
me los mostrasen, pero ya los habían
“perdido”.
Lo que el mundo
considera ciencia y sabiduría, Dios dice que es necedad.
La
predicación de la cruz es necedad a los que no creen,
pero es sabiduría de Dios para nosotros.
“Ya que Dios, en su sabio designio,
dispuso que el mundo no lo conociera mediante la
sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura
de la predicación, a los que creen.”
(1ª
Corintios
1:21)
Propongo que la
evolución no es una ciencia, sino una filosofía y una
actitud ante Dios. La evolución es
un intento de cambiar la gloria de Dios incorruptible y
exponer que el hombre procede de “aves, de
cuadrúpedos (monos) o de reptiles”.
Es un
intento del hombre de negar a Dios como su CREADOR.
Es el
intento vano y humanista de no reconocer nada superior a
uno mismo. Es una filosofía
anti-Dios y anti-Cristo, que ha dado pie a la
inmoralidad, la degeneración y la falta del amor de
Dios.
Nunca se ha visto,
ni conocido ni se ha producido vida de algo inanimado.
Solamente
Dios crea “ex-nihilo”, de la nada. Toda vida, de lo
más sencillo hasta lo más complejo procede de vida
pre-existente. Dios es la causa
primera, todo lo que existe es el efecto o evidencia de
esa causa.
“Por la fe entendemos haber sido
constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía.” (Hebreos
11:3)
Jesús dijo:
“Conoceréis la
verdad, y LA VERDAD OS
HARÁ LIBRES”. Es decir, el
conocimiento de la verdad precede a la libertad. Dios ha dicho,
“Mi pueblo es
destruido por falta de
conocimiento”. (Óseas
4:6)
Ignorancia por pereza, por no
informarse
Otros son
ignorantes por la
INDIFERENCIA y la
PEREZA, por no estudiar y por no
informarse. Uno se informa
sobre muchos temas que le interesa, pero muchos no
estudian la teología, el estudio de Dios, pues no les
interesa. Están satisfechos
con su estado espiritual no buscan, ni indagan y el
resultado es que quedan mal nutridos y débiles en la fe.
Un espíritu
contrito tiene HAMBRE y SED de Dios.
He compartido toda
la revelación que Dios me ha dado a través de más de 50
años de ministerio, y he procurado que esté al alcance
de todos por medio de libros y predicaciones. La ignorancia
VOLUNTARIA consiste en NO APROVECHARSE de estos medios y
el resultado será la POBREZA
espiritual.
La sabiduría es más preciosa que el oro y los
tesoros espirituales están escondidos de los sabios (los
que lo saben todo) y son revelados a los
niños.
Los tesoros
escondidos en Cristo son para aquellos que saben
APRECIARLOS y se ESFUERZAN en excavar hasta encontrar el
preciado oro. El que encontró
el tesoro escondido en la tierra, vendió todo para
comprar esa tierra. El que no busca
tesoro, ni conoce la diferencia entre un diamante y algo
falso, no discierne lo que Dios nos ha provisto y se
llena de cosas que no aprovechan. Teniendo comezón
de oír, dejan lo precioso a cambio de las cosas de poco
valor y sufrirán eternamente la consecuencia.
San Pablo, hasta
el final de su peregrinaje, quiso conocer más y más a
Cristo. Dijo: “Lo he perdido todo a
fin de conocer a CRISTO, experimentar el poder que se
manifestó en su resurrección, participar en sus
sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su
muerte”. (Filipenses
3:10) El
conocimiento de lo santo es la sabiduría que perdura por
la eternidad.
El sabio Rey
Salomón, dijo: “Compra la verdad, y no
la vendas”. Las palabras
de Dios son vida al que las halla y medicina a todo su
cuerpo. La
sabiduría que viene de lo alto es pura y pacífica y
brilla como una luz en nuestra senda.
Ignorancia de los peligros que se
acercan
La ignorancia de
los peligros que se avecinan es evidente pues la
indiferencia en las Iglesias y la falta de oración nos
condena a todos. Los discípulos se
durmieron en vez de estar ORANDO y VELANDO. Sintieron la
tristeza de Jesús y eso les afectó el ánimo, y en vez de
LUCHAR contra esa opresión de tinieblas que se palpaba,
se DURMIERON. A consecuencia NO
ESTABAN PREPARADOS cuando Judas vino con los soldados
del Sanedrín a arrestar a Jesús. Todos escaparon
dejando a Cristo solo, pues no habían hecho caso a su
advertencia de orar y velar para no caer en
tentación.
El SUEÑO
ESPIRITUAL apaga los sentidos. Este sueño
espiritual actúa como un peso, un desánimo, algo
letárgico que impide el avance. Es como la
inercia que IMPIDE PROGRESAR, que nos hace postergar y
dejar para luego lo que se debe hacer hoy. Las buenas
intenciones continúan, pero nos hace falta la chispa
para tomar el primer paso.
Los que duermen
PIERDEN las OPORTUNIDADES e incluso pueden perder “el
tren”. Al
estar durmiendo, no nos damos cuenta de la hora. No estamos
trabajando en la mies, porque pensamos que tenemos mucho
tiempo. La
hora de tinieblas no es el momento de dormir, al
contrario, es el tiempo de LUCHAR COMO NUNCA, pues el
diablo está planeando un ataque.
Como guardianes
sobre el muro, somos responsables de estar ATENTOS al
avance del enemigo y de avisar al pueblo de los peligros
y estrategias de Satanás. Isaías reprendió
a los líderes de su época diciendo:
“Sus atalayas son ciegos, todos ellos
ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar;
soñolientos, echados, aman el dormir.”
(Isaías
56:10)
¡Que terrible
evaluación del liderazgo de aquel tiempo! Por lo tanto, es
necesario que estemos siempre VIGILANDO y LUCHANDO en
contra de este sueño espiritual, para estar LISTOS
cuando el Señor nos llame a actuar en su
labor.
Antes de una caída, viene la
altivez
La arrogancia se
suele entender como soberbia, altivez o un sentimiento
de superioridad ante los demás. Es una cualidad
negativa que se refiere al excesivo orgullo de una
persona en relación consigo misma.
Si el orgullo y la
arrogancia hicieron que Lucifer cayese de su estado de
perfección y gloria, tengamos cuidado que estos dos
ladrones no nos roben de lo que Dios desea darnos en
este tiempo. “Y si alguno se imagina
que sabe algo, aún no sabe nada como debe
saberlo.” (1ª Corintios
8:2) Un
médico me dijo hace poco: “La presunción es
madre de error”.
La
arrogancia, el orgullo y la altivez, no pueden existir
sin su compañera, la ignorancia. Si de verdad
conocemos nuestro estado espiritual sin la justicia
imputada de Cristo, diríamos como el profeta Isaías:
"¡Ay de mí, que estoy
perdido! Soy un hombre de
labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios
blasfemos.” (Isaías
6:5)
Menos mal
que por el sacrificio de Cristo y nuestra fe en Él, hay
esperanza de limpieza y purificación. Cuando el ángel
le tocó los labios con el carbón encendido, tomado del
altar, le dijo: “Mira, esto ha
tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu
pecado, perdonado.” (Isaías
6:7)
No debemos ser
ignorantes de nuestro estado natural, ni de la obra
vicaria de Cristo que nos justifica y nos limpia de toda
maldad. Al
tratar de justificarnos y establecer nuestra propia
justicia en auto defensa, ignoramos la justicia de Dios.
El justo
por la fe vivirá, sin esa fe nos morimos
espiritualmente.
Ahora, quiero
detallar cómo viene el ladrón a robar. El diablo viene
solamente a robar, a destruir lo precioso y dejar lo
vil. Como
Lucifer cayó de la gracia y fue transformado en Satanás,
el acusador, lo único que él puede darnos es su orgullo
y arrogancia. Si damos lugar a
la arrogancia, unida con la ignorancia de sus
maquinaciones, nos robará. Toma nota de lo
siguiente:
Mi nombre es arrogancia y orgullo. Soy un tramposo y
un ladrón
1)
Yo te robaré del plan de Dios para tu vida…
porque demandarás hacerlo de tu propia
manera.
2)
Te robaré el estar satisfecho y contento…porque
“mereces algo
mejor que esto”.
3)
Te robaré el conocimiento… porque “ya lo sabes
todo”.
4)
Te robaré tu salud… porque estás demasiado lleno
de orgullo para perdonar, teniendo que llevar siempre la
razón.
5)
Te robaré la santidad… porque te niegas a admitir
tu error cuando te equivocas.
6)
Te robaré la visión… pues prefieres mirarte al
espejo antes que mirar por la ventana y ver la
mies.
7)
Te robaré de amistades genuinas… pues nadie va a
conocerte como eres en realidad.
8)
Te robaré del amor… pues el amor verdadero exige
sacrificio y compromiso.
9)
Te robaré de la grandeza en el reino de los
cielos… porque no estás dispuesto a lavar los pies de
otros en la tierra, pues no vienes a servir sino a ser
servido.
10) Te
robaré de la gloria de Dios… pues te convenzo de buscar
tu propia gloria.
“Mi nombre es
orgullo y altivez, soy ladrón.
Tú me quieres
porque piensas que estoy mirando por tu propio bien.
¡Mentira!
Busco avergonzarte.
Pues el que se
enaltece será humillado.
Dios tiene mucho
preparado para ti, lo
reconozco, pero si continuas conmigo, no te
preocupes, nunca lo sabrás.”
La humildad – el Espíritu de
Cristo
El Espíritu de
Cristo es todo lo contrario:
“Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en CRISTO
JESÚS, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el
ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
Sino que se DESPOJÓ A SÍ MISMO,
tomando forma de SIERVO, hecho semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, SE HUMILLÓ A SÍ
MISMO, haciéndose OBEDIENTE hasta la muerte, y muerte de
cruz.”
(Filipenses
2:5-8)
La humildad es
como una parte de nuestra vestidura. Es una ACTITUD de
CORAZÓN que nos PROTEGE. Es como un manto
que nos debemos poner antes de salir al trabajo o subir
al púlpito. He notado en mi
experiencia personal, que cuando no me he vestido de
este manto y no estoy quebrantado, mi ministerio es
menos efectivo.
Cristo aprendió la
obediencia por lo que sufrió. La escuela de la
humildad tiene muchos profesores, y algunos son bastante
antipáticos y difíciles de soportar. No obstante, el
resultado será hacernos más como Cristo.
La humildad
nos GUARDARÁ de la levadura de este mundo y de presumir
en vez de examinarnos para ver si estamos en la fe.
La vida es
un campo minado y como me dijo el médico: “la presunción es
madre de error”.
Vamos a
edificarnos sobre la obediencia a la
Palabra y a la iluminación del Espíritu
Santo, no permitamos ser influenciados por la levadura
del orgullo y la ignorancia voluntaria que existe por la
dureza del corazón. El CORAZÓN MANSO
y HUMILDE nos protege de las asechanzas del maligno.
Estas
virtudes las aprendemos siendo discípulos de Cristo,
pues Él ha dicho: “APRENDED DE MÍ, que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras
almas”.
Tu amigo y guardián
sobre el muro,
Daniel |