¿Por qué es la oración tan
difícil?
15 de mayo,
2009
Queridos hermanos,
“La
ORACIÓN eficaz del justo PUEDE MUCHO.” (Santiago 5:16)
“Y
TODO lo que PIDIEREIS EN ORACIÓN, creyendo, lo
RECIBIRÉIS.” (Mateo 21:22)
“También les refirió Jesús una parábola sobre
la necesidad de ORAR SIEMPRE Y NO DESMAYAR.” (Lucas
18:1)
No hay poder mas
grande que la oración, pues Dios obra según nuestras
oraciones y no hace nada sin oración. Si toda respuesta
de Dios viene en contestación a las oraciones, creo que
debemos poner diligencia en comprender y hacerlo parte
de nuestras vidas. Aparentemente
cualquier trabajo PARA el Señor es más fácil que orar.
Podemos
leer la Biblia, leer libros cristianos, incluso predicar
o compartir con mas facilidad que orar. ¿Por qué es la
oración tan difícil?
Es muy raro
encontrar, hoy en día, un cristiano que ora
suficientemente. Aún entre los
ministros y obreros, la falta de oración es
considerable. Las “Martas” son
más comunes que las “Marías”. Dios tiene muchos
siervos que siempre están trabajando POR ÉL, pero cuán
pocos están a sus pies y han aprendido a trabajar CON
Él. María
agradó al Señor porque halló el secreto de la comunión
con el Señor. Lo poquito que
hagamos siendo llenos del Espíritu de oración, valdrá
mucho más que lo que hagamos en nuestra propia fuerza.
Muchos de
nuestros esfuerzos son en vano porque no hemos esperado
primero en oración.
No pienso condenar
a nadie sino que hablo de mis propias experiencias.
Hay varias
razones por la falta de oración que parece común a la
mayoría.
Falta de disciplina en cuanto a un
tiempo designado
“Allí
se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues
TENÍA POR COSTUMBRE orar tres veces al día.” (Daniel
6:10)
Yo diría que la
primera causa es la falta de un tiempo designado
diariamente a un devocional personal. Es decir la falta
de una disciplina en cuanto al tiempo de estar a solas
con Dios. Orar en publico
es mucho mas fácil o en un culto de oración, pero muchos
cristianos no ponen aparte un tiempo para buscar el
rostro de Dios. Oramos cuando
truena, o cuando estamos en apuros pero nos falta la
DISCIPLINA DE ORACIÓN DIARIA.
Vemos al profeta
Daniel que tenía una costumbre de orar tres veces al
día, a pesar de las inconveniencias y amenazas, continuó
su HÁBITO DE ORAR.
Falta de un lugar dedicado para
encontrarnos con Dios
“Mas
tú, cuando ores, ENTRA EN TU APOSENTO, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público.” (Mateo
6:6)
En segundo lugar
diría que no hemos designado un lugar privado, sea en la
casa o en el campo, o donde sea que sería el lugar donde
nos encontramos con Dios a solas. En el APOSENTO
SECRETO DE ORACIÓN es donde se produce el poder de Dios.
Es muy
importante tener un tiempo de devoción en familia, pero
eso no quita la necesidad de tener un lugar y un tiempo
durante el día a solas cuando Dios nos puede hablar.
Hay muchas
distracciones y siempre habrá cosas que hacer, y si no
tomamos el tiempo para orar y busquemos un sitio, es
difícil de tener una vida disciplinada de oración. Jesús dijo,
cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y
habla con Dios en secreto.
Falta
de persistencia, perseverancia y fe para creer que Dios
nos oye y que nuestras oraciones serán
contestadas
“¿Y
acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman
a él día y noche? ¿Se tardará en
responderles? Os digo que PRONTO LES HARÁ JUSTICIA.
Pero cuando
venga el Hijo del Hombre, ¿HALLARÁ FE en la tierra?”
(Lucas 18:7-18:8)
Tercero, diría que
la falta de oración es el resultado de la falta de fe
para creer que Dios oye o que la oración es eficaz y
útil. La
respuesta que demora enferma el corazón. Solemos dejar de
orar, cuando la fe flaquea y no hay respuestas al clamor
de nuestras almas. Muchas veces
oraciones que parecen no haber sido contestadas nos
dejan con poco ánimo de continuar.
Jesús dijo que
debemos orar y no desmayar. O hacemos el uno
o hacemos el otro. Nos puso el
ejemplo de la viuda y el juez injusto, y terminó
diciendo “¿Y acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos?”
Cuanto más
nuestro Padre nos contestará aunque tardará.
También, nos animó
diciendo que “todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.” Esto nos habla de
la PERSEVERANCIA. Santiago utiliza
el ejemplo de Elías que aunque era hombre con las mismas
pasiones que nosotros, oró que se cerrara el cielo y no
llovió por tres años hasta que oró de nuevo
fervientemente y según su palabra Dios le respondió.
Si
recuerdas esa historia notará que cuando oró para que
lloviera otra vez, se tiró al suelo y puso su cabeza
entre sus rodillas y oró con expectativa, enviando a su
siervo siete veces con la confianza de que Dios iba a
enviar la lluvia. NO IBA A PARAR
HASTA RECIBIR UNA RESPUESTA.
También aceptó la
pequeña señal de una nube en forma de una mano humana,
como la seguridad de que Dios iba a enviar un torrente
de lluvia. No se levantó
hasta que vio una señal. A veces paramos
antes de que venga la respuesta y perdemos el milagro
por falta de persistencia e insistencia.
Impedimentos del
enemigo
Esto nos lleva al
cuarto razón: El impedimento del diablo, la opresión
satánica que siempre quiere impedir que se haga la
voluntad de Dios y trata de oponer a los siervos de
Dios. El
príncipe maligno de Persia luchó con el ángel que venía
con la respuesta a las oraciones de Daniel y esa lucha
tardó 21 días mientras Daniel continuaba ayunando y
orando sin tregua y sin desmayar.
“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque
DESDE EL PRIMER DÍA que dispusiste tu corazón a entender
y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas
tus palabras; y a causa de tus palabras yo he
venido.
Mas el
príncipe del reino de Persia se me opuso durante
veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los
principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí
con los reyes de Persia.” (Daniel
10:12-13)
Tenemos que
penetrar las esferas del maligno, los principados y
potestades del aire que oponen. Es el espíritu de
oración, el que nos impulsa a permanecer horas en
agonías de espíritu, hasta que Dios mueve todo
obstáculo. Las oraciones sin
fervor y sin corazón, no irán mas allá que el techo.
Cuando las
cosas parecen más oscuras y difíciles es cuando hay que
orar con MÁS INSISTENCIA. Ahora no es el
momento de relajarse sino de orar sin cesar, hasta que
se rompe un agujero en las tinieblas y resplandece el
sol del rostro de Dios.
Falta del espíritu de
oración
“Y de
igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,
pero EL ESPÍRITU MISMO INTERCEDE POR NOSOTROS con
gemidos indecibles.” (Romanos 8:26)
La quinta razón,
es la falta del espíritu de oración. No debemos
confundir el orar, con el espíritu de oración, porque no
es lo mismo. Podemos orar con
el entendimiento sin la ayuda del espíritu de oración.
La Biblia
dice que “por
un espíritu todos tenemos acceso a
Dios”, esto es el espíritu de
oración. Al
no andar en el espíritu y al estar tan preocupados con
las cosas del mundo, pocos cristianos tienen acceso a
Dios a través del Espíritu Santo.
En muchos casos el
Espíritu Santo ha sido contristado por nuestra forma de
vida y no esta presente en nuestras oraciones. La Biblia dice
que los maridos deben vivir con sus esposas con ciencia,
es decir con cuidado y respeto, sino nuestras oraciones
serían estorbadas. Lo mismo sirve
para las esposas. También Jesús
dijo que antes de llevar nuestra ofrenda a Dios, sea
alabanza, gratitud u oración, que teníamos que estar en
paz con los demás en la Iglesia y arreglar cuentas antes
de orar.
“Por
tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas
de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu
ofrenda delante del altar, y anda, RECONCÍLIATE PRIMERO
CON TU HERMANO, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
(Mateo 5:23-24)
La indiferencia,
la apatía a las necesidades en la Iglesia, la dureza del
corazón humano, el amor al mundo, etc., todos actúan
para estorbar la oración en el Espíritu y contristar el
espíritu de gracia. La Biblia habla
en varios textos de los siete espíritus de Dios. Entiendo esto
para decir que el Espíritu Santo se manifiesta en siete
maneras distintas en diferentes circunstancias. Uno es el
espíritu de oración y suplica, que es totalmente
necesario antes de que vayamos a ver un despertar
espiritual o algún cambio en situaciones que se oponen
al avance del evangelio.
“Y
derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores
de Jerusalén, ESPÍRITU DE GRACIA Y DE ORACIÓN; y mirarán
a Mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por
hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige
por el primogénito.” (Zacarías
12:10)
El Espíritu de
oración y suplica es el don de Dios ofrecido a todos que
han sido bautizados con el Espíritu Santo y que andan en
el Espíritu y conforme a la voluntad de Dios. Es la gracia de
Dios que nos concede su Espíritu para ayudarnos y
guiarnos en oración. Cuando el
Espíritu nos guía en oración por una cosa, podemos tener
la seguridad que Dios quiere concedernos la
respuesta.
La falta de santidad en nuestras
vidas
Sexto, yo diría
que hay poca oración entre nosotros por la falta de
santidad. Si nuestro
corazón nos condena, entonces no tenemos la confianza de
recibir la respuesta.
“Amados, si nuestro corazón no nos reprende,
confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que
pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables
delante de Él.” (1ª Juan 3:21)
Habrá una falta
del espíritu de contrición y quebranto cuando el
corazón se ha hecho cada día más duro y más insensible a
la voz de Dios. “Dice Jehová; pero
miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que
tiembla a Mi palabra”. El Señor ha
prometido:
“Si se
humillare Mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es
invocado, y oraren, y buscaren Mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra.” (2ª Crónicas 7:14)
Aquí tenemos las
condiciones previas a la respuesta del Señor y antes de
que sane nuestra tierra.
Falta de conocimiento de las promesas de Dios
para que nuestra fe sea
inspirada
Por último, diría
que es por la falta de conocer, leer y estudiar LAS
PROMESAS DE DIOS que obra la fe en nosotros. La fe viene por
el oír y el oír por la Palabra de Dios. Dios nos ha dado
muchas preciosas promesas para que la fe sea inspirada y
que podemos poseer la tierra prometida. Esa tierra se
posea en la guerra espiritual, apropiándonos de las
promesas de Dios, según cada situación. Todas las
promesas de Dios son condicionales y Su carácter es
nuestra garantía de que si cumplimos nuestra parte, El
cumplirá la Suya. Una vida liviana
y mundana llena de distracciones, no va a mover la mano
de Dios.
Además de la
oración personal tenemos la arma poderosa de la oración
unida y la promesa “que si dos de
vosotros se PUSIEREN DE ACUERDO en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, LES SERÁ HECHO POR MI
PADRE que está en los cielos”
(Mateo 18:19). Hay un tiempo
para oraciones individuales y hay un tiempo de orar
juntos como un cuerpo, unánimes luchando.
Igualmente cuando
Pedro estaba preso, esperando la ejecución segura por
Herodes, la Iglesia se puso de rodillas a clamar a Dios
con una insistencia nacida por la severidad del peligro
y en contestación Dios mandó un ángel a sacarle de la
prisión. No
tenían otro recurso sino el de clamar a Dios. Nosotros
generalmente vamos a Dios en el último recurso después
de haber intentado toda ayuda humana.
Si podemos vencer
estos obstáculos e impedimentos, podemos ver una lluvia
de bendición que supera lo que podemos imaginar. La Biblia dice:
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo
no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1ª
Corintios
2:9)
Dios ha preparado
algo grande para cada uno de nosotros, pero la oración
persistente y ferviente, la unidad y el ayuno mueve la
mano de Dios, y libera a los ángeles guerreros para
luchar a favor nuestro.
La oración del
espíritu es tan profunda a veces, que no puede ser
expresada sino con “gemidos
indecibles” y con lloro, como
dolores de parto. Fue la influencia
del Espíritu en el huerto de Getsemaní, quien preparó al
Señor Jesús para la prueba del Calvario, cuando “ofreciendo ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas... fue
oído”. Si tenemos mucho
del Espíritu de Cristo, Él se manifestará en nosotros
como el espíritu de súplica y ruego. Los inmaduros y
carnales no te van a entender, pero Jesús fue oído por
sus oraciones con clamor y lagrimas.
“Y
Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía
librar de la muerte, fue oído a causa de su temor
reverente.” (Hebreos 5:7)
Cuando veamos el
espíritu de oración derramado sobre algunos en la
Iglesia, es una indicación de que Dios ha comenzado a
obrar y de que es Su voluntad de dar un
avivamiento.
Las oraciones
unidas de los primeros santos, clamando en su
persecución por Saulo de Tarso paró el enemigo del
cristianismo y dejó penetrar una luz tan fuerte que
Saulo de Tarso cayó al suelo y se rindió a los pies de
Jesús.
Con estas verdades
en mente, vamos a decidir desde este mismo momento en
adelante a dedicar más tiempo a la oración. Cuando estamos
regularmente en la presencia de Dios es muy fácil tener
mucho del espíritu de oración.
Le pido vuestras
oraciones para las Conferencias de Betel en Madrid y en
especial los días 29 y 30 de Mayo cuando me han invitado
a predicar. El tiempo es
corto y Dios nos esta abriendo puertas, así que a pesar
de mi debilidad, voy a ministrar con la ayuda de Dios a
los millares que vendrán a estas Conferencias. Este evento puede
desencadenar un avivamiento por todo el país, ya que
muchos líderes y pastores estarán presentes. Oremos para que
la Palabra de Dios sea predicada con poder y que Dios lo
confirma con señales y prodigios.
Gracias en el
nombre de Jesús que dijo “orad conmigo que mi
alma está afligida”. Pida el espíritu
de oración que te ayude y vamos a quebrantar las
tinieblas sobre este país.
En el servicio de
nuestro Señor Jesucristo,
Daniel |