Prepárense para la
batalla
10
de abril,
2009
“Proclamen esto entre las naciones:
¡PREPÁRENSE
PARA LA BATALLA! ¡MOVILICEN A LOS
SOLDADOS!
¡Alístense para el combate todos los hombres de
guerra!
Forjen espadas con los azadones y hagan lanzas
con las hoces.
Que diga el cobarde: “¡Soy un
valiente! (diga el débil: Fuerte
soy)”.
(Joel
3:9-10)
Queridos hermanos,
El Espíritu Santo
utilizando la palabra inspirada de Joel me indicó que
estamos entrando en una etapa nueva, peligrosa y
difícil. El
Espíritu Santo nos alerta: “PREPÁRENSE PARA
LA
GUERRA”. Aunque hemos
estado pasando diversas pruebas y guerras espirituales
por años, la Iglesia no
esta preparada por lo que viene.
El profeta Joel
esta diciendo que tiene que haber un cambio radical y
brusco, de unos campesinos arando y cultivando la tierra
como siempre, en unos soldados armados y listos para la
batalla.
Dice el Espíritu, “MOVILICEN A LOS
SOLDADOS”. Alistémonos para
el combate todos los hombres de guerra. “Forjen espadas con
los azadones”,
en Ingles la traducción es de forjar espadas de los
arados.
¿Qué quiere decir
todo esto?
Que las cosas no pueden seguir en la rutina
diaria de siempre.
Cuando Joel profetizó, “forjad espadas de
vuestros azadones”, esta hablando del trabajo y la
vida diaria y estaba diciendo, “utiliza tu trabajo,
tu talento, tu ocupación y tu posición ahora para hacer
guerra”. “Hagan lanzas con
las hoces”, hoces son para podar
árboles y esto habla de planes de largo plazo. Un árbol
representa una inversión, ahorros o formas de hacer
negocio.
Dios dice “Iglesia prepárate,
para guerra”. En vez del
arado, la espada y en vez de hoces, lanzas. La mentalidad
tiene que cambiar.
Nuestros costumbres arraigados deben cambian.
Un soldado llamado
al servicio de su país no se enreda en los negocios de
la vida. La
red debe ser para pescar, no para enredarse. El trabajo debe
ser con el motivo de ganar almas, no de enredarse con
deudas y preocupaciones hasta no poder hacer nada para
el Señor.
Tenemos que
cambiar nuestra forma de vida, radicalmente. El cambio del
estilo de vida es lo más difícil para nosotros. Pero así es como
comenzamos la carrera cristiana, arrepintiéndonos y
cambiando de dirección.
Lo que Dios esta
diciendo a las Iglesias para comenzar este cambio es:
“Por
eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo
vuestro corazón, con ayuno y lloro y
lamento.
Rasgad
vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a
Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y
clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y
que se duele del castigo.” (Joel
2:12-13)
No hay que rasgar
los vestidos, es decir, el cambio que Dios desea no es
solamente lo exterior. Él quiere un
cambio de corazón que resaltará en un CAMBIO DE NUESTRO
ESTILO DE VIDA.
Hemos estado muy cómodos, disfrutando de las
bendiciones de Dios a pesar de las pruebas leves, pero
ahora debemos despertarnos y cambiar las prioridades y
vestirnos con la MENTALIDAD
DE UN GUERRERO. El enemigo
avanza. Los
muros de protección han sido derrumbados y muchos están
siendo engañados con las palabras falsas, que dicen que
todo esta bien, no te preocupes, Dios te ama.
A pesar del hecho
de que Dios nos ama, viene el día del Señor, el día de
venganza de nuestro Dios, y Su paciencia con la rebelión
del mundo se esta acabando. Dios avisó a
Israel de lo que venía, pero no le hicieron caso. Avisó a través
de Noe, de la destrucción y del diluvio que venía, pero
se burlaron de él.
Ahora Dios nos
avisa a nosotros, de buscar el lugar de refugio, un
lugar bajo las alas del Omnipotente, en la sombra del
gran peñasco, Jesucristo, por eso nos dice:
“Tocad
trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad
asamblea.
Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a
los ancianos, congregad a los niños y a los que maman,
salga de su cámara el novio, y de su tálamo la
novia.
Entre
la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de
Jehová, y digan:
Perdona, oh Jehová, a Tu pueblo, y no entregues
al oprobio Tu heredad, para que las naciones se
enseñoreen de ella. ¿Por qué han de
decir entre los pueblos: Dónde está su
Dios?”
(Joel 2:15-17)
¿Cómo podemos
prepararnos para la batalla?
1.
En primer lugar debe haber un
cambio de PRIORIDADES (Alístense para el combate).
2.
En segundo lugar un cambio de
IDENTIDAD (mentalidad de un guerrero) y
3.
Tercero, un cambio de
la
CONFESIÓN de nuestra boca (diga el
débil:
Fuerte soy).
Cambio de
prioridades
Un soldado tiene
que dejar todas sus actividades como civil y prepararse
para hacer guerra.
Aunque no dejamos el trabajo habitual, lo que
debe arrestar nuestra atención, y tener el primer lugar
es VENCER en esta guerra espiritual. Si entramos en
una guerra, lo mas importante es la sobre vivencia y la
protección de nuestro territorio. De defender lo
que Dios nos ha dado. De guardar el
buen deposito del Espíritu. De guardar la
fe. De
avivar el fuego del don de Dios. De no dejar el
primer amor.
La prioridad de
buscad primeramente el reino de Dios, que venga Su
reino.
Hacer guerra en contra de la infiltración del
enemigo que viene sutilmente a través de los medios de
comunicación.
Hacer guerra en contra de la carne. Pablo dijo: “Pongo mi cuerpo
bajo sumisión”. El dominio
propio es necesario para no ser descalificado, o puesto
a un lado.
Para poder ser un vaso de honra, útil para usos
santos.
El ladrón viene a
robar, matar y destruir, por lo tanto hay que orar y
velar, para que ese día no nos sorprenda de improviso,
durmiendo y con el aceite casi acabado. Ahora es el
tiempo de reponer el aceite, antes de la gran prueba que
vendrá para probar todo ser humano.
¿Que tiene que
pasar para que nos demos cuenta que estamos en
peligro?
¿De que no estamos preparados ni para juicio
venidero?
Ni para el juicio que caerá sobre el mundo. Jesús dijo que
el fin vendrá como en los días de Noe:
“estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noe
entró en el arca”. Todo lo normal
como siempre.
Cambio es lo más
difícil, pues solamente el Espíritu Santo nos puede
hacer ver la realidad. Generalmente
resistimos la luz, la verdad, y preferimos vivir con
poca luz, queremos el estatus quo.
San Agustín
dijo: “Señor, quiero ser
puro, pero todavía no”. Las cosas
usuales, comunes, normales tienen que ser
cambiados.
Pedro volvió a la pesca, se llevó a otros, pero
no pescaron nada, hasta que fue confrontado por el
Señor.
Ahora el Señor nos esta confrontando a nosotros
¿ME AMAS MÁS QUE ESTOS? ¿Me amas más que
el dinero, más que buscar tu propio bien, más que tu
propia comodidad, más que los placeres?
Comisionado
La resurrección de
Cristo no le hizo el efecto necesario hasta que fue
CONFRONTADO y COMISIONADO. Jesús le
preguntó a Pedro:
¿Me amas?
Jesús le confrontó tres veces, pues tres veces le
había negado, pero después le comisionó:
“Pedro le
respondió:
Sí, Señor; Tú sabes que te amo. El le dijo:
APACIENTA MIS
CORDEROS.”
Creo que el
cambio viene cuando tenemos esa confrontación y una
revelación de la SANTIDAD
DE DIOS y nos demos cuenta de que Dios
habla en serio.
Se ha perdido tanto el temor de Dios en nuestras
Iglesias y en nuestras vidas personales. Dios se ha
vuelto nuestro “amigo” y “compañero”, El
que nos ama y nos bendice, y nos hemos vuelto tan
familiar con Él, que hemos perdido el respeto y honra y
reverencia que le debemos. DIOS ES
SANTO. Fue
después de ver al Señor en Su santidad que Isaías fue
limpiado y comisionado.
“vi.
yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus
faldas llenaban el templo… Y (los ángeles)
el uno al otro daba voces, diciendo: SANTO, SANTO,
SANTO, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está
llena de su gloria. ¡Ay de mí! Que soy muerto;
porque siendo hombre inmundo de labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. ,… DESPUÉS oí la
voz del Señor, que decía: ¿A quién
enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces
respondí yo: HEME AQUÍ,
ENVÍAME A MÍ”. (Isaías
6:1-8)
Fue después de que
Dios se reveló a Moisés le dijera, “Quita el calzado
de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra
SANTA” que podía hacer la obra que
Dios tenía para él, porque podía ahora representarle a
Él correctamente, y no salir en la carne ni en sus
propias fuerzas.
“Y le
dijo el Señor:
Ahora, pues, ven, Te enviaré a
Egipto”. ¡Señor
necesitamos una revelación de Tu santidad!
“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de
hacer tu voluntad en Mi día santo, y lo llamares
delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no
andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad,
ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás
en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la
tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre;
porque la boca de Jehová lo ha hablado.” (Isaías
58:13-14)
Sanado
emocionalmente
Ahora
dispuesto a obedecer totalmente, sin razonamientos
naturales, el Señor les encargó: “No hagas nada hasta
que sean llenos y ungidos del Espíritu
Santo”.
El peligro de las cosas
licitas
Cuando tenemos
nuestras prioridades en orden, las cosas secundarias
dejaran de ser importantes. Hay cosas
licitas que tenemos que poner a un lado, porque nos
robarán fuerzas y recursos para poder cumplir nuestro
comisión y llamado. Cosas licitas
pueden ser:
vacaciones o nuestra forma de emplear el tiempo
libre.
Ahora prepárate para hacer guerra, para correr, y
ponte en forma.
“Todas
las cosas me son lícitas, pero no todas son de
provecho.
Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me
dejaré dominar por ninguna.”
El
dominio propio además de la obra del Espíritu Santo, es
el resultado de una vida disciplinada. Significa
“capacidad del
carácter para controlar los impulsos, en especial los
que apartan de una meta ardua o inclinan a un goce
inmediato” o “poner bajo sumisión, disciplinas, amansar,
subyugar” y
en cuanto a la lengua, frenar. (Santiago
1:26). Aun
en cosas licitas, donde nadie puede llamarte la
atención es necesario la auto disciplina. Cualquier área
de nuestra vida donde no hay disciplina o no esta sujeta
al Señorío de Cristo puede desembocarse y
dominarnos.
A esto lo llama el apóstol Pablo, pasiones
desordenados.
El que no se disciplina en las cosas licitas (las
comidas, el gasto de dinero, el sexo, etc.) no tendrá
fuerza para resistir lo que es ilícito. Si malgastas
hoy, tomarás
prestado de mañana. El dinero que
derrochas hoy te faltará mañana. El descuido de
tu salud en la juventud, te cobrará caro en la
vejez. El
que no se prepara en tiempo de paz, no estará preparado
en tiempo de guerra. El que no se ha
puesto la armadura de Dios cuando no hay peligro, se
encontrará desnudo y sin armas cuando repentinamente es
atacado. El
que pierda el tiempo, nunca lo puede
recuperar.
Un cambio de
identidad
En segundo
lugar, debemos tener muy claro nuestra identidad. Somos guerreros,
no simplemente simpatizantes, ni creyentes que asisten a
los cultos.
Debemos ser activos. El guerrero debe
estar armado, y protegido. San Pablo dice
“Pónganse toda
la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las
artimañas del diablo”. (Efesios
6:11)
Nuestra mentalidad
debe cambiar.
Es difícil tomar medidas de cambiar hábitos. Es difícil
decidir ayunar, acostumbrado a comer, tres o cuatro
veces al día.
Es difícil oír la palabra con disposición de
obedecerla, en vez de recibir un “chute” o emoción, y
sentir la presencia de Dios. Es difícil
relacionarse con amor con gente que nos cae
mal.
Estamos en
una batalla para la sobre vivencia. El enemigo
quiere destruir y acabar con la Iglesia.
Hay gente que morirán, dejaran
la fe, perderán el amor y se desviaran. Otros serán
engañados por falsos apóstoles y maestros, otros
amontonaran maestros según sus caprichos de oír y de
sentir algo nuevo.
Por eso dijo Jesús: “Velad y orad,
para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Mateo
26:41) Cuando dijo esto
ya venía Judas con los
soldados del pretorio a prender a Jesús y arrestarlo y
crucificarlo.
Los discípulos NO ESTABAN
CONCIENTES DEL PELIGRO que se avecinaba, pues estaban
tristes y deprimidos y se durmieron. El enemigo
quiere quitar la libertad religiosa, y todas las demás
cosas de valor que se ha ganado por los esfuerzos de
hermanos valientes. El precio de la
libertad es la vigilancia continua. Por eso he
escrito anteriormente de tomar parte en las actividades
políticas, pues el anticristo será un político, y las
leyes que garantizan nuestra libertad de reunirnos son
forjadas por los políticos. Él que no hace nada, da lugar al que
se mueve a destruirnos. Si Mardoqueo no
hubo hecho nada, los planes malignos de Aman hubieron
destruido al pueblo Judío. Reconoce tu
identidad y tu tarea, pues el que no tiene claro quien
es, no sabe lo que tiene que hacer. Entonces
teniendo claro tu identidad como buen soldado de
Jesucristo, pon tus prioridades en orden y busca
primeramente el reino de Dios y la justicia y hacer
misericordia y de tener como prioridad el temor de Dios
que es el principio de
sabiduría.
Un cambio de la confesión
de nuestra
boca
Tercero, la confesión de nuestra
boca debe cambiar.
Moisés dio la excusa de que era lento en hablar o
tartamudo, pero Dios le vio de otra manera. El profeta Joel
dijo que el débil debe decir: “Fuerte
soy”.
El profeta Jeremías se vio como un niño, muy
joven y por eso trató
de evitar el llamado. Dios le dijo,
“No
digas: Soy
un niño; porque a todo lo que Te envíe irás tú, y dirás
todo lo que Te mande.” El anciano no
debe decir que es incapaz, el joven no debe decir que no
puede. San
Juan dijo, “Les escribo a ustedes,
jóvenes, porque han vencido al
maligno”.
Si tomamos este
aviso en serio, va a haber cambios drásticos en nuestras
prioridades, en nuestra identidad y en nuestra
confesión.
Soy lo que Dios dice que soy, no lo que siento,
ni lo que piensan los demás, ni lo que dicen los
médicos. Si
soy débil es cuando soy fuerte. Dios ha elegido
lo necio, lo débil, lo despreciado para Su
gloria.
Tu cuerpo es
Templo del Espíritu Santo y eres un guerrero. Hay guerra en
los lugares celestiales, lucha en oración,
intercediendo, llenándonos del Espíritu Santo,
protegiendo a nuestras familias y preparados para el
tsunami que esta en el horizonte. Hay que buscar
un lugar de refugio en Cristo más alto, pues viviendo en
lo común, en lo ordinario, la riada nos llevará. No seamos
arrastrados por el error del los inicuos, sino que
teniendo clara nuestra identidad y nuestro oficio,
luchemos la buena batalla de la fe, asegurándonos de
nuestro llamado, y poniendo en primer lugar el temor de
Dios y Su plan para nuestra vida.
No habrá otra
oportunidad de vivir la vida. Si perdemos el
momento crítico ahora será perdido para siempre. Movilicen a los
soldados.
Disciplínate, pues ya la hora avanza y no hay que
perder más tiempo.
Lo que pensabas hacer hazlo ya, sin demorar, pues
no pasaras por este camino mas.
Acabo de recibir
un mensaje de Chuck Pierce hoy, que merece ser oído como
un mensajero y profeta de Dios que va muy en línea con
lo que siento en mi espíritu:
“¡Los
próximos cinco meses serán intensos! Prepárate con
la
Palabra en todo momento. Defiende la
esperanza que está en ti.
Esté
listo para el cambio que está a punto de suceder. ¡Esté
listo!
Santifícate y prepárate, porque este es un día
que voy a llamarte rápidamente y cambiar tus
circunstancias con rapidez. Esté preparado
porque los cambios vienen de repente. Esté dispuesto a
servirme.
Esté dispuesto a ser asignado. Esté preparado
para hacer cambios.
Mantén
tu lámpara lista.
Mantén el aceite lleno dentro de ti. Esté
preparado.
Avanza en Mí cuando te llame. Muchos de
vosotros se han cansado en la demora, pero esté
preparado, porque el día de cambio se avecina. No te canses de
hacer el bien.
Mantén tu lámpara. La hora de Mi
visitación esta cerca. Este listo y no
te duermes.
Este listo para mover.”
En el servicio de
nuestro Señor Jesucristo,
Daniel |