El evangelio es el poder de
Dios
30 de marzo,
2009
Queridos hermanos
saludos en el nombre de Cristo,
Recientemente
estuve en Atlanta (capital de Georgia) durante tres días
asistiendo a unas Conferencias. El predicador es
un hombre muy reconocido mundialmente, habiendo escrito
muchos libros, establecido varias Escuelas Bíblicas y
también tiene un programa de televisión que cubre más de
un billón de personas. Un pastor de
Nueva Jersey que se formó en la comunidad Internacional
en Torremolinos con nosotros, me invitó a que fuese con
él y estuvimos juntos en una comunión muy agradable y
edificante.
Me comentaba como este predicador de renombre
tenía un ministerio en sanar a los enfermos. Me animaba,
diciendo que este año yo no iba a volver a España con
este tormento continuo del acufeno, sino que iba a
volver completamente sano, y quizás el milagro ocurriría
aquí. Yo
pensé que por lo menos mi fe sería levantada y
restaurada y volvería a España con fuerza.
Pero desde el
primer momento que entré, me sentí como un pez fuera de
agua. Todo
el mundo parecía contento, pero algo faltaba. Buscaba la
confirmación del Espíritu. En vez de tener
mi espíritu levantado me encontré en una lucha, teniendo
que separar la verdad de las mezclas. La conferencia
me dejó bastante inquieto porque estaba viendo como las
doctrinas se están corrompiendo y la mezcla peligrosa de
agua dulce y amarga esta entrando a la
Iglesia, y nadie parece darse
cuenta.
Estas oleadas de doctrinas dudosas han llegado y
llegarán aún con mas ímpetu a España por eso les escribo
esta carta para avisarles de lo que hay, y lo que
vendrá.
Además de una
crisis económica, hay una crisis de oír la voz de Dios y
la gente están amontonando maestros con doctrinas
diversas según sus gustos y apetitos por oír algo
nuevo. Este
predicador, es un hombre bueno, con una vida de
consagración a Dios, no es un hombre “malo” o que
apropósito este engañando, sino que él mismo esta
engañado, y por eso es que tiene a tanta gente
creyéndole.
Pero quiero aclarar unos puntos doctrinales que
creo que son peligrosos, pues tienen algo de verdad y
algo de error.
Por ejemplo, este
predicador se enorgullece en que no tiene ningún
intercesor orando por él ni por las conferencias, aunque
tiene un equipo grande de personal. Dijo que los
creyentes tienen que parar de orar y deben salir de sus
cameras de oración, y parar de pedirle a Dios que les
sane. ¡Esto
es un peligro enorme!, porque la obra de Dios es
engendrada y se hace en el Espíritu. ¡Dijo que el
hecho de orar a Dios para la sanidad es la razón por la
cual hay muchos enfermos!, pues Dios no va a hacer nada
mas, lo hizo todo a través de Cristo y ahora
la
Iglesia tiene que utilizar su autoridad
de sanar a los enfermos. Usó el ejemplo
de Pedro y Juan cuando entraron en el Templo,
la
Hermosa, y sanaron al cojo. No oraron por
él, sino que lo sanaron en el nombre de Cristo. En parte esto es
una verdad y Cristo autorizó a la Iglesia de
hacer las obras que Él comenzó a hacer… Pero el otro
lado de la moneda es que si intentamos hacer la obra de
Dios sin el poder del Espíritu vamos a fracasar. Además de la
autoridad (exousia), necesitamos el
“dunamis”, o el poder del Espíritu
Santo.
Pedro y Juan acababan de haber recibido el
bautismo del Espíritu Santo. Estaban llenos
de Dios e iban al Templo a orar. Así que podían
decir, “oro y plata no
tenemos pero lo que tenemos te doy”. Ellos TENÍAN
algo que dar pues llenos del Espíritu Santo, tuvieron
una fe inspirado por Él y no imaginaria.
También en
Santiago nos habla claramente lo que tenemos que hacer
cuando alguien esta enfermo. Dice “¿Está alguno
enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la iglesia, y OREN POR ÉL, ungiéndole con
aceite en el nombre del Señor. Y
LA
ORACIÓN DE FE SALVARÁ AL ENFERMO, y el Señor lo
levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados.” No dice “la declaración de
fe” o el “hablar a la
montaña”, dice “orar por
el”.
Necesitamos equilibrio. La fe verdadera
es el fruto del Espíritu y también uno de los dones del
Espíritu.
No es algo fabricado por recitar textos
Bíblicos.
En contraste, este
predicador puso mucho énfasis en la autoridad de
la
Iglesia y casi nada en el poder de Dios
que obra en nuestra debilidad. Pablo dijo en 1ª
Corintios 2:3 “Y estuve entre
vosotros con DEBILIDAD, y mucho temor y
temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con
palabras persuasivas de humana sabiduría, SINO
CON DEMOSTRACIÓN DEL ESPÍRITU Y DE PODER”. Es en debilidad
que el poder de Dios se perfecciona. Cuando soy débil
entonces soy fuerte. La
auto-suficiencia es la causa de la falta de
resultados.
Pedro contestó a
los que le interrogaron “No piensas que
es por nuestro poder o santidad que este hombre esta
sano”. Eran llenos de
fe y del poder del Espíritu Santo por lo tanto sus
palabras no eran huecas y débiles. La
Biblia dice que Dios hará mucho más de
lo que pensamos o imaginamos pero SEGÚN EL PODER QUE
OPERA EN NOSOTROS.
Dios se limita según el poder que obra en
nosotros cuando dependemos de Él. El evangelio no
es en palabra solo, sino en poder y demostración del
Espíritu Santo.
El reino de Dios
es poder, y por el mensaje del evangelio se revela el
poder de Dios.
Los miembros del reino de Dios deben tener más
que palabras y mensajes, y palabras de ciencia. En el Nuevo
Testamento y en los avivamientos históricos, la palabra
predicada tenía poder para convencer de culpa a las
personas en cuanto al pecado, justicia y juicio. Dios obró con
los apóstoles confirmando la palabra con las señales que
les seguían.
Lo que vivifica la palabra y lo hace efectivo es
el poder de Dios.
Jesús es nuestro ejemplo, no estos que prometen
mucho y dan poco.
La palabra de Cristo era con poder y autoridad,
autoridad Divina.
Judas habló de nubes sin agua. Así me pareció
este ministerio, la nube vino, pero no había sacado agua
del océano de la gracia de Dios a través de la
oración. Un
horno que se deja abierto mucho tiempo se enfría, y una
boca abierta mucho tiempo sin respirar la presencia de
Dios se enfría también.
Los que están
siempre haciendo hincapié en la autoridad del creyente y
muy poco en la responsabilidad del creyente tienden a
llevar el barco sobre las rocas. Un énfasis mal
enfocado puede ser tan peligroso como doctrinas falsas
pues la gente pone la fe en esa palabra pero como no es
confirmado por el Espíritu Santo, se quedan
desilusionados.
La palabra debe ser con poder y debe producir
profunda convicción de pecado. Sino es así, los
“creyentes”
serán superficiales y sus vidas no manifestaran la
santidad que debe distinguir un verdadero creyente. No habrá ni la
humildad, ni la perseverancia necesaria para ser
testigos con credibilidad. Recuerden la
palabra predicada con poder, produce profunda convicción
y las señales que siguen.
Hay tres cosas que
dan testimonio en la tierra y estas tres cosas son
uno. El
verbo, (la Palabra de
Dios), el Espíritu Santo y la sangre de Cristo,
derramado en la cruz. Estas tres cosas
deben estar juntas. La ola de
enseñaza que se divulga ahora es de mucho énfasis en la
declaración de la palabra y la autoridad del creyente
pero carece de poder, y la unción y aprobación del
Espíritu Santo.
En 1ª
Tesalonicenses 1:5 Pablo dijo que el evangelio no era
solamente con palabras sino con poder:
“Porque nuestro evangelio les llegó NO
SÓLO CON PALABRAS SINO TAMBIÉN CON PODER, es decir,
con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben,
estuvimos entre ustedes buscando su
bien.”
“Los apóstoles predicaron la
Palabra de Dios en el poder del
Espíritu Santo.
Ese poder daba como resultado el convencimiento
de culpa en cuanto a pecado, la liberación de la
esclavitud satánica y la realización de milagros y
sanidades.
Se proclamaba el mensaje con profunda
convicción.
Debido a su fe en Cristo, y mediante la obra del
Espíritu en ellos, tenían una completa seguridad en el
corazón de la verdad y del poder del mensaje. Los que creían
el mensaje obedecían la Palabra de
Dios y la llevaban a la práctica; eran ejemplo de
santidad y de justicia.
Sin esos cuatro elementos que acompañan la
proclamación del evangelio, la plena redención de Cristo
no se conocerá en las iglesias.” (Notas de
la
Biblia de Estudio
Pentecostal)
Otros enfatizan la
cruz y la redención de Cristo y lo que hizo por
nosotros, una obra completa, pues por sus llagas somos
curados, también es verdad. Otros enfatizan
la fe como solución a todo, si tienes bastante fe todo
es posible.
Este hombre enfatizó la autoridad del creyente en
mandar que las enfermedades se sanasen y que la gente
recibiesen el bautismo del Espíritu Santo, pero en
realidad no vi.
i uno de los cerca de 100 personas que pasaron
adelante en cada culto para recibir el bautismo del
Espíritu Santo, recibir nada, ni tampoco a nadie que
fuese sanado.
Eran palabras, teología, sin poder. El predicador
les hizo pedir a Dios una vez el bautismo y luego dar
gracias pues ya estaban llenos del Espíritu Santo y eran
templos del Espíritu. Ahora les dijo
que hablasen en lenguas, pero nadie recibió nada ni
hablaron en lenguas. Luego pasaron a
un salón aparte donde les regaló un libro explicándoles
porqué no habían recibido las lenguas. Dijo que no es
necesario ser santo para recibir el bautismo, pues si
eres santo no lo necesitas. En parte tiene
razón, nunca vamos a ser lo suficientemente santos para
recibir el bautismo, pero Pedro dijo que Dios daba el
Espíritu Santo a los que le obedecen. Y Pedro dijo que
para recibir el Espíritu Santo hay que arrepentirse
primero y ser bautizados en agua y luego recibiremos el
poder del Espíritu.
Se esta haciendo
un evangelio muy barato, de palabras sin
poder.
Citó 2ª Crónicas
7, donde Dios dice “Si se humillare
Mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es invocado, y
oraren, y buscaren Mi rostro, y se convirtieren de sus
malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra”. Pero luego este
predicador dijo que esto era del Antiguo Testamento y
esa oración no es para nosotros ya que Cristo ha pagado
por todos los pecados. Para colmo dijo
que la gente que dicen que Dios va a juzgar a América
están equivocados (David Wilkerson por ejemplo) que Dios
no va a juzgar a América pues Dios ya juzgó a Cristo en
la cruz. La
verdad es que Dios justifica a los que creen y se
arrepienten, no los que continúan en su
rebelión.
Digo estas
cosas no para criticar este hermano, que esta haciendo
en parte una buena labor y miles asisten a sus
conferencias, pero para que estén alertas y que tengan
cuidado de las mezclas y de un evangelio barato y sin
poder.
Además del evangelio venenoso de “prosperidad”
ahora tenemos un evangelio americanizado, rápido, fácil
y con poco precio y poco poder. ¡Lo serio es que
NO FUNCIONA!
Y cuando vi los pobres cojos esforzándose,
tratando de andar porque alguien les había declarado que
estaban ya sanos, me dio tanta lastima, pues
LA FE
VIENE POR OÍR LA PALABRA NO
ADULTERADA DE DIOS, UNGIDO POR EL ESPÍRITU SANTO. Está escrito que
Dios obró con los discípulos confirmando la palabra con
las señales que le seguían. Tampoco hay una
conversión genuina sin convicción de pecados, y un
arrepentimiento.
La meta no es de hablar en lenguas, sino de
recibir poder para vencer la carne, y ser un testigo con
credibilidad y poder. Esteban, lleno
del Espíritu Santo, predicó la palabra con tanto poder
que los oyentes fueron traspasados por la espada del
Espíritu.
La palabra que no esta saturada con oración y
bañado con santidad tendrá poco efecto a los oyentes y
solamente le entretiene por un rato pero no tiene poder
para CAMBIAR VIDAS.
Jesús es nuestro
ejemplo de oración como también los discípulos. Es la falta de
oración en la Iglesia la
razón por la que no se ven los resultados. Lo que debemos
buscar es el espíritu de intercesión, sin el cual nada
se realizará que tenga resultados eternos.
Pablo predicó todo
el consejo de Dios, no sacando algunas verdades y
dejando otras.
La Biblia hay que
tomarlo entero, no por trozos. Un texto fuera
de contexto, es un pretexto.
Este hermano en cada culto, tomó casi una
hora hablando de la necesidad de ofrendar y ser un buen
mayordomo, y luego tomó la ofrenda. Después predicó
su mensaje que parecía algo que ya habría predicado en
otros sitios, sazonado con cuentos e ilustraciones, pero
no era algo fresco y se notaba la falta de unción del
Espíritu.
Lo que puedo decir con certeza a su crédito, es
que utilizó mucho la palabra, pero al darle su toque
particular no tuvo el efecto necesario. Habló mucho de
hablar a la montaña y se moverá y de maldecir a la
higuera y morirá de las raíces, pero no vi ni una hierba
que se moría mucho menos una higuera. Jesús explicando
el fracaso de los discípulos en sanar al chico con
epilepsia y expulsar a los demonios, dijo: “este tipo no sale
sino con AYUNO Y ORACIÓN”. Hoy día hay
mucha palabrería y se habla mucho de la autoridad del
creyente, pero los demonios no salen y la gente no se
sana. Los
demonios saben quienes tienen la autoridad y quienes
solamente hablan palabras sin poder. Cristo prometió
que recibiremos el PODER DESPUÉS de que haya
venido sobre nosotros el poder del Espíritu Santo
y no antes.
No debemos conformarnos con menos. Todo tiene su
precio pero las promesas de Dios son fiables si
cumplimos las condiciones.
En cada reunión
Dios escudriña los corazones conoce la necesidad
apremiante y si el predicador predica otra cosa distinta
y aun contraria a la mente de Cristo para esa ocasión,
sus palabras no tendrán el sello de autenticidad. Dios confirma y
apoya lo que Él inspira. He aprendido a
dejar que el Espíritu Santo sea soberano en cada
culto.
Algunas veces Él se mostrara para traer
arrepentimiento, en otros casos, para ser llenos del
Espíritu, para la manifestación de los dones, para
dirección profética, para discernimiento de espíritus, o
con espíritu de oración e intercesión. El Espíritu
Santo, como representante de Cristo es soberano en Su
Iglesia y la opinión de la gente debe tomar el lugar que
le corresponde.
Él nunca se equivoca. Yo opero y actuó
bajo la convicción de que Jesucristo es el Señor y la
cabeza de la Iglesia.
En segundo lugar, de que el
Espíritu Santo es soberano y de que en el culto se debe
obedecer totalmente a Él y seguir sus indicaciones. El Espíritu
Santo ha venido para glorificar a Cristo y cuando le
reconozcamos, como soberano, Cristo será formado en
nosotros.
Tercero, creo en la supremacía de los dones
ministeriales (apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros) sobre los dones carismáticos
nombrados en 1ª Corintios 12. “Él (Cristo) mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; y a otros, pastores y
maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la
obra de servicio, para edificar el cuerpo de
Cristo.”
(Efesios 4:11)
Así que tomé lo
bueno, y rechacé lo menos bueno, pero no todos están
preparados para discernir lo verdadero de lo falso. Me dolió que el
pueblo de Dios esta conociendo un evangelio sin el poder
de Dios, y esto no es “aquello de lo que
profetizó Joel” ni tampoco lo que Cristo nos
enseñó.
Les pido a todos
que lean mis libros además de la Biblia, y que
se saturen con la verdad para luego poder diferenciar la
verdad de la mentira.
En el amor de
Cristo,
Daniel |