Una palapra personal para ti
La Reconstrucción de los muros y las puertas de Jerusalén

11 de marzo, 2009

“El remanente, los que sobrevivieron a la cautividad allí en la provincia, están en gran aflicción y oprobio, y la MURALLA DE JERUSALÉN ESTÁ DERRIBADA Y SUS PUERTAS QUEMADAS A FUEGO.  Y cuando oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo.”  (Nehemías 1:4-3)

Queridos hermanos,

Dios me ha hablado una palabra para las Conferencias Nacionales que tendremos en Mayo, con el fin de que tenemos que RECONSTRUIR LOS MUROS DERRUMBADOS y volver a LEVANTAR DE NUEVO LAS PUERTAS de la Iglesia y establecer GUARDAS SOBRE EL MURO para avisar el pueblo cuando haya peligro de ataque.

Dios me ha dado la carga de Nehemías cuando supo del estado de su pueblo.  Cuando Nehemías vio el estado lamentable del pueblo de Dios devastado por las invasiones y sin protección, en tanto peligro de ser atacado y invadido, le quebrantó el corazón y decidió hacer algo para reconstruir los muros y poner de nuevo las puertas de la cuidad.  No todos se preocuparon de la situación de Jerusalén, pero Dios utilizó a Nehemías para alertar y para animar al pueblo, para que hiciesen algo y para que tomasen en serio la situación.

Los muros que veo que han sido derrumbados son estos:

·         El fundamento de las bases doctrinales

·         Orar en el Espíritu - Intercesión

·         La adoración en el Espíritu

·         Volver a nuestro primer amor

La necesidad es de volver a poner nuevamente las bases doctrinales.  El materialismo, la pasividad y la comodidad están debilitando a la Iglesia.  En estos momentos la crisis económica y la inmoralidad evidente deben movernos a tomar las medidas necesarias para reparar lo que ha caído.  Lo que nos concierne a nosotros pastores es establecer la ley de Dios, en la mente de cada miembro de nuestra grey.  Poniendo firmemente las piedras doctrinales que serán la base de los muros.  San Pablo dijo:  “yo como sabio arquitecto puse el fundamento…  pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima.”  (1ª Corintios 3:10)  “TEN CUIDADO DE TI MISMO Y DE LA DOCTRINA; PERSISTE EN ELLO, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.”  (1ª Timoteo 4:16)

Los muros tenían brechas, dejando entrar cualquier enemigo.  La duda lleva a la incredulidad y la incredulidad a la desobediencia.  Así se abren brechas en los muros dando entrada a las mentiras.  Dios me dio un mensaje en el Tabernáculo hacer años acerca del virus de la SIDA espiritual:  Satanás, Invade, Debilita y Ataca.  La fe en la Palabra y el carácter de Dios levanta muros de defensa contra los ataques del enemigo.

¿QUÉ REPRESENTAN LAS PUERTAS?

Las dos hojas de las puertas representan la ALABANZA y la GRATITUD.  “Entrad por Sus puertas con acción de gracias, por Sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid Su nombre.”  (Salmo 100:4).  Las puertas de Jerusalén celestial se abren de par en par cuando el pueblo de Dios con corazones llenos de gratitud ofrecen el sacrificio de la alabanza.  La degeneración de una sociedad empieza por no dar gracias a Dios, y se describe en Romanos uno:  “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, NI LE DIERON GRACIAS, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.”  (Romanos 1:21)

Hay que re-edificar estas puertas, de dar gracias a Dios, de ofrecerle sacrificios de alabanza, de adorarlo en Espíritu y en Verdad, con corazones puros y manos limpias levantadas, sin ira ni contienda en sumisión a Dios.

Necesitamos dejar tiempo y lugar al Espíritu Santo para conducirnos al trono de la Gracia y de someter nuestros programas y dejar lugar y preeminencia al Espíritu Santo para que Él hable y exhorte a Su Iglesia a través de los dones y ministerios.

LA VERDADERA ALABANZA Y ADORACIÓN EN EL ESPÍRITU

La música y la adoración deben existir para preparar los corazones para recibir la Palabra de Dios; no debe ser un fin en sí mismo.  Es la carga que he tenido por años de poder restaurar la adoración y la alabanza como Dios ha instituido en Su casa y como hubo en el principio.  Mucho de lo que se llama “alabanza” en la Iglesia es una expresión del alma y no adoración en el Espíritu.  Se ha perdido en gran parte, la adoración en el Espíritu que tuvimos.  Pocos piensan en lo que agrada a Dios, pero sí en lo que a la gente le gusta.  Cada generación necesita un despertar espiritual.  Las influencias mundanas y las influencias de mucha de la música cristiana contemporánea han quemado las puertas con estos conciertos que invalidan el propósito de glorificar a Dios y glorifican al hombre.  En vez de gratitud y adoración, es simplemente otro “show”, copiado del mundo, para el entretenimiento de la gente.

¿QUÉ REPRESENTAN LOS MUROS?

Los muros protegen.  Los muros representan la protección de la doctrina sana, parámetros, limites y autoridades puestos por Dios que protegen la mente y el corazón.  Los muros también representan nuestra consagración, y cuando transigimos, ese muro es derrumbado.  El muro es para evitar la invasión de los que vienen a robar, matar o destruir.  Cada uno de nosotros necesitamos un muro de protección para que el diablo como lobo, no entre en el rebaño.

El pastor en el medio oriente edificaba un muro de piedras haciendo un coral para que las ovejas no se percaten y para que nadie les robara.  Él mismo se acostaba a la entrada haciendo su cuerpo la puerta.  El que no entra por la puerta es ladrón y salteador.  Los muros de las cuales hablo, son verdades doctrinales.  La palabra inspirada de Dios que hemos creído y que estamos viviendo.  Una verdad que no se vive, en realidad no se cree.  El que cree la verdad, vive la vida cristiana separado del mundo por ese muro de revelación que lo protege de las mentiras y del padre de mentira.  La luz nos separa de las tinieblas, la verdad nos separa del engaño.

Cada verdad que hemos creído y puesto por obra en nuestra vida, es asentar una piedra en el muro que nos defiende del engaño de Satanás y nos establece en la fe.  No hay otro fundamento, sino Jesucristo crucificado y Él resucitado.  Cada palabra de Cristo puesto por obra nos protege de las influencias mundanas y malignas.

“Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y LAS PONE EN PRÁCTICA, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca.”         (Mateo 7:24)

La gente edifica muros para marcar los límites de su propiedad y guardar su privacidad.  Los parámetros establecidos en casa, la disciplina, los valores reconocidos por los padres, constituyen un muro impidiendo que infiltre las ideologías malignas.  El altar familiar, la amistad con los hijos que inspira confianza, les va protegiendo contra las influencias mundanas.  Si solamente disciplinamos sin tener la amistad de los hijos, perdemos la influencia necesaria.  En casa se establece los parámetros que muestran el amor verdadero.

Las leyes establecidas por un gobierno también se pueden comparar con los muros de una ciudad.  Aunque no se puede legalizar la moralidad, si se puede legalizar la inmoralidad.  Lo que hacían en secreto ahora es aceptable siendo ya reconocido por el gobierno.  Estas nuevas leyes y decisiones que un gobierno toma, pone en peligro a todos especialmente los niños que aun no tienen claro su identidad, ni la diferencia entre el bien y el mal.  Pasan más horas en la escuela que con los padres y aun en casa la tele sigue influenciando sus mentes.

Donde hay un cónyuge cristiano y pío, los hijos son santificados y bajo la protección de Dios.  Si los dos padres son santos los hijos tienen aun más protección.  Al ir creciendo, llegará el tiempo cuando tienen que decidir quedar en el jardín paternal y bajo la autoridad de la cabeza, o salir a la intemperie, y estar expuestos a las ideologías e influencias mundanas.  Si el bienestar de nuestros hijos es lo más importante ¿Por qué no tomamos su educación espiritual con el mismo empeño que sus necesidades materiales?

Los muros han sido derrumbados, por la rebelión, la carnalidad y la avaricia y muchos no saben ni lo que creen, ni porqué tienen que rechazar lo falso.  Muros de protección pueden ser derrumbadas en nuestras vidas por la ira descontrolada, la rebelión contra Dios o las autoridades, deseos desordenados, falta de perdón o siguiendo en pecado.  Jesús dijo que el que oyera sus palabras y los pusiera en práctica, que lo obedeciera, sería como aquel que edificó su casa sobre la Roca.  Cuando soplaran vientos y vinieran la tormenta y las lluvias esa casa no se derrumbaría, pues estaba bien cimentada sobre la palabra de Dios puesto por obra.

El que oye y no lo hace es como aquel que edifica su vida sobre la arena y la lluvia y la riada lo llevará todo al río.  Estos son los creyentes que se olvidan de la palabra y son arrastrados por el error de los inicuos e hinchados con la levadura de este mundo.

La rebelión descubre la persona y le hace vulnerable a la decepción y engaño.  El espíritu del anticristo es el espíritu de libertinaje o de no querer leyes.  Cuando la Biblia habla del “hombre de iniquidad” la palabra “iniquidad” significa “sin ley”.  Es un espíritu que gobierna los incrédulos, cada uno haciendo lo que le parece bien, y lo que le apetece.  La independencia, la mundanalidad, el amor al dinero, el olvidar la oración y enfriarnos en la devoción, abren brechas en la vida.  Las dudas y la incredulidad dejan la puerta abierta.  El velo que las mujeres deben llevar tanto en la oración publica como cuando profetiza, es señal de que ella esta bajo sumisión a la autoridad de Dios.

AYUNO Y ORACIÓN

“… la muralla de Jerusalén está derribada y sus puertas quemadas a fuego.  Y cuando oí estas palabras, me senté y LLORÉ, e hice duelo algunos días, y estuve AYUNANDO Y ORANDO delante del Dios del cielo.”

Nehemías observó las ruinas de Jerusalén, y se conmovió.  No se quedó pasivo ante tal devastación del pueblo de Dios, aunque él estaba en una buena posición.  Primeramente se puso de AYUNO Y ORACIÓN a Dios antes de hacer ninguna obra.  Nehemías decidió levantarse e ir a observar la situación por si mismo de noche, y nadie estaba con él.  Esto me habla de la intercesión, de estar a solas con Dios, de cerrar la puerta del aposento y orar, y el Dios que ve en secreto nos recompensará en público.

Cuando la Iglesia intercede con fidelidad y fervor, se cumplen los deseos de Dios, se frustran los propósitos de Satanás y se manifiesta plenamente el poder del Espíritu Santo.  Dios nos fortalece para enfrentar cualquier tentación que pueda asaltarnos y nos protege de las fuerzas de lo demoníaco.

RECONOCIENDO EN DONDE HEMOS FALLADO

“Esté ahora atento Tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y CONFIESO LOS PECADOS de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.  En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.”  (Nehemías 1:6)

En primer lugar era necesario de reconocer que la situación tan deplorable de la ciudad era a CONSECUENCIA DE SUS PECADOS.  Dios envió el castigo sobre Israel por apartarse de El y por su desobediencia y rebelión.  El castigo fue de quitar el cerco, la protección y el muro que les protegía y serían pisoteados.  Nehemías comenzó arrepintiéndose del pecado suyo y del pueblo que permitió la destrucción de Jerusalén.  Si nosotros no reconocemos en donde hemos fallado, no podremos restaurar lo caído.  No podemos continuar como si no pasara nada.  Para comenzar debemos arrepentirnos por nuestra indiferencia, apatía, falta de oración y amor al mundo que ha enfriado nuestro amor hacia Dios y Su obra.  Necesitamos tener claro como se edifica ese muro para poder restaurarlo.

Luego Nehemías presentó la situación delante del rey y le pidió materiales para la reconstrucción de los muros y las puertas, y también le pidió cartas dándole permiso para pasar por territorios peligrosos.  El rey se lo concedió, y le dio la autoridad y el poder, además le dio todas las provisiones para realizar esta obra de restauración.

Nuestro Rey nos ha dado la autoridad de usar Su nombre, tenemos sus cartas dándonos autoridad sobre toda fuerza del maligno, de destruir las obras de Satanás además nos dio el poder del Espíritu Santo para hacer las obras que Cristo comenzó.  Dijo:  “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones”.  (Mateo 28:18)

LEVANTÉMONOS Y EDIFIQUEMOS

Luego Nehemías avisó el pueblo, los gobernantes y los sacerdotes de su carga y como el rey le habían facilitado todo la ayuda necesaria, fueron animados a meter mano a la obra.

“Les dije, pues:  Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.  Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho.  Y dijeron:  LEVANTÉMONOS Y EDIFIQUEMOS.  Así esforzaron sus manos para bien.”  (Nehemías 2:17-18)

Cada creyente tiene esta responsabilidad de poner manos a la obra, de quitar los escombros, de preparar la mezcla y de llevar las cargas necesarias para levantar los muros de la casa de Dios.  Todos los que formaron parte en la reconstrucción de los muros fueron nombrados y escritos en el libro de la historia.  Dios no es infiel de olvidar nuestra labor y tiene nuestros nombres escritos en el libro de la vida.  Él ha dicho:  “Yo conozco tus obras y tu arduo trabajo y paciencia… y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de Mi nombre, y no has desmayado”.  (Apocalipsis 2:2)

OPOSICIÓN DEL ADVERSARIO

No hicieron esta obra sin la oposición continúo de los adversarios.  Nehemías animó el pueblo a luchar por sus familias y a mantener viva la visión.

“Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo:  No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.”  (Nehemías 4:14)

Si tenemos una visión de lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, tendremos oposición, pero aunque habrá ataque, tendremos victoria al final.  Tenemos que tomar en serio nuestra situación y los peligros reales que se acercan.  La hierba mala esta creciendo y ahogando la Palabra.

Un paréntesis en cuanto a quienes les pertenece la ciudad de Jerusalén.  Los que quisieron estorbar la obra.

“Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo:  ¿Qué es esto que hacéis vosotros?  ¿Os rebeláis contra el rey?  Y en respuesta les dije:  El Dios de los cielos, Él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros NO TENÉIS PARTE NI DERECHO NI MEMORIA EN JERUSALÉN.”  (Nehemías 2:19-20)

Nehemías le contestó tajantemente, “No tienes ni porción ni memorial en Jerusalén”.  Tanto en lo natural Jerusalén pertenece a los judíos, y en lo espiritual, los nacidos de la carne no tienen parte ni suerte en la dirección de la Iglesia, o la Jerusalén celestial.

¿QUE SON LAS GUARDAS SOBRE LOS MUROS?

“Y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.  Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos PUSIMOS GUARDA CONTRA ELLOS DE DÍA Y DE NOCHE.  Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo:  La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.  En el lugar donde oyereis el SONIDO DE LA TROMPETA, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.”  (Nehemías 4:19-20)

Aunque cada uno trabajaba por separado estaban unidos con un solo propósito, con un mismo sentir y un corazón y además, alguien estaba encargado de tocar trompeta cuando hubiera peligro, para que los demás vinieran a su defensa.  Isaías también habla de guardas sobre los muros.  “SOBRE TUS MUROS, oh Jerusalén, HE PUESTO GUARDAS; todo el día y toda la noche no callarán jamás.  Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra.”

Los guardas son los que claman por el pueblo de Dios.  Debemos poner énfasis en la necesidad de intercesores que sepan orar, interceder y hacer guerra espiritual.  La obra de Dios se hace en el Espíritu.  Hacen falta ojos en el cuerpo de Cristo para discernir las estrategias de Satanás y hacer frente a sus estratagemas y sutilezas.  Dios muchas veces utiliza la intercesión para discernir las estrategias del enemigo.  San Pablo dijo, “Oraré con el entendimiento y oraré en el Espíritu”.  (1ª Corintios 14:15)  Al no reconocer la gran importancia de humillarnos y orar, tendemos a utilizar métodos que cuestan menos sacrificio pero que no producen los resultados deseados.  Tenemos que volver a aprender lo que significa orar en el Espíritu.  “Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”  (Efesios 6:18)

Hoy como nunca necesitamos interceder, y orar y suplicar a Dios por el estado de nuestras familias y de la Iglesia, que esta descubierta, sin cobertura, ni protección y propenso a cualquier ataque que viene, de falsos maestros de dentro o influencias malignas desde afuera.

UNÁNIMES

La Iglesia primitiva en tiempos de persecución se unió unánime para implorar a Dios.  “Y ellos, habiéndolo oído, alzaron UNÁNIMES la voz a Dios, y dijeron:  Soberano Señor, Tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay…  Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen Tu palabra.”  (Hechos 4:24)

Todas estas experiencias son lecciones espirituales para nosotros.  Además de trabajar por el Señor, debemos TRABAJAR UNIDOS y que cada uno lleve su espada puesta para luchar.  La espada es la Palabra de Dios en nuestros corazones y en nuestras bocas.  Tenemos que evitar las palabras ociosas e inútiles que no edifican ni hacen nada para vencer la guerra espiritual.

Que Dios nos ayude a tomar en serio este aviso y después de levantar los muros, de poner guardas sobre ese muro, sobre el fundamento de la Palabra, que noche y día no dejen de advertir y avisar Su pueblo.  Esta carta es un toque de trompeta, preparémonos para la guerra, pues se ve el enemigo, ya no muy lejos, preparando nuevos ataques.  Ármese con toda la armadura de Dios para poder resistir en el día malo.

Si los fieles de Islam pueden orar 5 veces al día a su dios, cuanto mas nosotros debemos orar siempre en el Espíritu, implorando a nuestro Dios en el nombre de Jesucristo para que restaure Su obra y nos motive a trabajar y a guerrear para el bien de Su Iglesia.  Lo peor que podemos hacer después de oír este aviso, es de hacer nada, de mirar al espejo e irnos sin hacer ningún cambio en actitud, ni habito.

Pedro dijo en el día de Pentecostés, “esto es aquello de lo que profetizó Joel”.  Hoy no podemos decir, “esto es aquello”, sino que esto es algo muy diferente a lo que tuvimos en los años 70-80 cuando hubo un gran mover de Dios en España y sobre todo, esto es muy diferente a la Iglesia primitiva en el Nuevo Testamento.  Esto no es aquello.  Esto es algo desconocido.  Desconozco mucho de lo que se acepta como “música cristiana” hoy.  Desconozco la tibieza y la apatía.  Desconozco un evangelio aguado, sin tener que llevar la cruz, sin sacrificio, o un evangelio de prosperidad, centrado en beneficios personales.  Desconozco la mezcla que hay de cristianismo con otras filosofías e ideas humanísticas.  Y si no nos arrepentimos, el Señor dirá en aquel día “Desconozco de donde son”.

Los que conocieron la ciudad de Jerusalén en su época, reconocieron su estado de devastación.  Cuando miramos a la Iglesia del Nuevo Testamento en su gloria y poder, podemos comparar la situación actual y seguramente al ver lo que Dios quiso que fuera Su Iglesia, VAMOS A LUCHAR por restaurar en nuestras vidas y nuestras familias y en nuestras Iglesias lo que falta corregir y cambiar.

En Isaías 58:12 Dios da una promesa de restauración y bendición para Su pueblo que le obedece:  “Y los tuyos EDIFICARÁN LAS RUINAS ANTIGUAS; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.”

Edifiquemos los muros de nuevo que a pesar de los vientos que soplan, podemos estar seguros que el Señor nos protege.  Salmos 91:4 “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es Su verdad”.  Nosotros, la viña del Señor debemos dar el fruto de vidas consagradas que honran a nuestro viñuela.  Amen.

Un abrazo fraternal en el amor de Cristo,

Daniel

PD. Le invitamos a hacer copias de estas cartas para su distribución gratuita.
Sin embargo, para todas las demás formas de reproducción o transmisión electrónica,
las leyes de derechos de autor son aplicables.

Si conoce a personas que no han recibido esta carta pero que quieren recibir estas cartas regularmente,
por favor envíenme sus e-mails a esta dirección

Al igual, si ha recibido este e-mail, y no desea seguir recibiendo estas cartas,
envíeme un e-mail pidiendo que le quitemos de nuestra lista.


www.delvecchio.org
Sirviendo a Jesús para la gloria del Padre
© 2011 IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA APOSTOLICA